Muere la Nobel Nadine Gordimer, voz literaria contra el 'apartheid'


La escritora surafricana Nadine Gordimer, Premio Nobel de Literatura en 1991 y figura emblemática de la lucha por la abolición del apartheid en su país, falleció la noche del pasado domingo, mientras dormía en su casa de Johannesburgo acompañada por sus dos hijos y a consecuencia de "una breve enfermedad", según anunció ayer su familia. La autora consiguió el galardón literario de mayor fama y prestigio mundiales cuanto contaba 67 años, y en aquel momento se convirtió en la primera mujer en lograrlo en 25 años.
Hija de un judío letonio y de una asimilada británica, nacida en Springs, una población minera cercana a Johannesburgo, Gordimer reflejó en sus libros los conflictos étnicos, el crudo racismo y la violencia y la hostilidad latentes (y no sólo latentes) en la sociedad surafricana de su época, lo que le costó a la autora -miembro de la minoría blanca de habla inglesa como otro Nobel de su país, J. M. Coetzee (ganador del mismo en 2003)- la prohibición de tres de sus obras más conocidas, Mundo de extraños, La gente de July y La hija de Burger, por parte de los gobiernos pro-apartheid.
"Algunas personas dicen que me dieron el premio no por lo que he escrito, sino por mi política. Pero yo soy una escritora. Esa es mi razón para seguir con vida", dijo tras recibir el Nobel la escritora, que, por su conocida defensa pública de la mayoría negra de Suráfrica, fue una de las primeras personas con las que en 1994, tras pasar 27 años encarcelado, Nelson Mandela quiso reunirse tras convertirse en el primer presidente negro del país. No obstante, a pesar de que la política desempeñó un gran papel en su vida, Gordimer no quería ser percibida únicamente como escritora política; ella se veía más bien como "una observadora crítica de la sociedad con un agudo sentido de la justicia".
En todo caso, es indiscutible que la ominosa era del apartheid determinó tanto su obra como su vida. "Nunca podría haber tenido un amante que no compartiese mis puntos de vista sobre el racismo. Nunca funciona. Al final la política influye en las uniones sentimentales", aseguró esta mujer de apariencia un tanto frágil pero de valientes intervenciones, cuyos libros se tradujeron a más de 20 idiomas y obtuvo numerosos premios, entre ellos el Booker, el más prestigioso en lengua inglesa, en 1974 por El conservador.
Ella misma señaló que la experiencia de recibir el Nobel no fue el momento más importante de su vida; éste llegó, según solía evocar, cuando publicó su primera obra con sólo 15 años, poco después de que estallara la Segunda Guerra Mundial: "Para mí fue algo así como coronar el Everest. En comparación con eso el Nobel no fue nada".
La suya fue una vocación precoz: con nueve años, cuando aún soñaba con una carrera como bailarina, comenzó a enviar sus primeros textos al periódico local de su localidad natal. Publicó su primera novela, The Lying Days, en 1953, un año después de la separación de su primer marido. "Entonces vivía con mi hija pequeña, divorciada, sin dinero, y estaba increíblemente segura de que lo iba a lograr", afirmó posteriormente sobre aquella época.
Según solía decir, una de las grandes alegrías de su vida fue poder ver a niños blancos y negros acudiendo juntos a las escuelas de su país. "El hecho de que yo haya vivido para participar en el fin del apartheid y el inicio del establecimiento de una nueva Suráfrica es para mí una alegría duradera", dijo. En el otro extremo, el del mayor pesar, se contó la muerte de su segundo marido, un coleccionista de arte y mecenas que huyó de la Alemania nazi, Reinhold Cassirer, quien era el primer lector de sus novelas.
Gordimer preservó su fuerza creativa hasta el final y soñó como patriota con la paz entre las diferentes etnias del país. Por este motivo criticó duramente al Congreso Nacional Africano, actualmente la fuerza política más poderosa del país, a la que acusó de haber "traicionado" los ideales de libertad y democracia de lucha contra el apartheid que encarnó quien fuera su líder, el también ya fallecido Nelson Mandela. "Fuimos ingenuos, nos concentramos en superar el régimen apartheid y no reflexionamos lo suficiente sobre lo que iba a venir", lamentó Gordimer hace dos años en una entrevista.
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