La actriz Chus Lampreave, una secundaria de lujo en sus más de 80 películas y especialmente popular gracias a sus trabajos con Pedro Almodóvar, falleció ayer a los 85 años en Almería, ciudad donde reside su hijo y en la que ella pasaba algunas temporadas para estar cerca de sus familiares.
Ganadora del Goya de mejor actriz de reparto por Belle Époque en 1992, María Jesús Lampreave Pérez debutó en 1959 de la mano de su amigo Jaime de Armiñán, en unos cuentos para televisión que se emitían en directo desde el madrileño Paseo de La Habana. Antes de estas primeras incursiones en el mundo de la interpretación estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, a mediados de los años 50, y poco después encontró un empleo como ilustradora en la editorial Aguilar. Con Armiñán volvió a trabajar en Mi querida señorita (1971), Nunca es tarde (1973) y El amor del capitán Brando (1974).
La actriz madrileña encarnó casi siempre a personajes secundarios, y casi siempre para grandes cineastas y en un registro que aprovechaba su vis cómica. Con Marco Ferreri hizo El pisito (1959) y El cochecito (1960), y con Luis García Berlanga El verdugo (1963) y Moros y cristianos (1987), además de la saga nacional: La escopeta nacional (1977), Patrimonio nacional (1980) y Nacional 3 (1982).
Pero su popularidad y los trabajos por los que se convirtió en una de las actrices más queridas del cine español -esos papeles de abuela pasota, entre el costumbrismo castizo y la psicodelia- le llegaron cuando empezó a colaborar en los efervescentes años 80 con Almodóvar. Con sus características gafas grandes de hipermétrope y sus frases absurdas, entrañables y desvergonzadas que eran ya material en potencia para los memes de hoy, como "No me grites que me sube el azúcar", "Lo siento, señorito, pero yo soy testiga de Jehová y mi religión me prohíbe mentir" o "Paso total de vosotras, me aburrís", Lampreave aparece en ocho de las 20 películas del manchego: Entre tinieblas (1983), ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), Matador (1985), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), La flor de mi secreto (1995), Hable con ella (2002), Volver (2006) y Los abrazos rotos (2009).
En la década de los 90 participó en la citada Belle Époque (1992), de Trueba y rodaría otras películas de éxito como Todos a la cárcel (1993), de nuevo a las órdenes de Berlanga, o Torrente, el brazo tonto de la ley (1998), de Santiago Segura. Fue en la última entrega de esta taquillera saga, Torrente 5: Operación Eurovegas, donde Lampreave realizó hace dos años su última aparición en la gran pantalla. En 2012, de nuevo con Trueba, rodó El artista y la modelo, trabajo por el que obtuvo su quinta y última candidatura al Goya a la mejor actriz de reparto.
También participó en numerosos proyectos para la televisión, entre ellos el popular programa de cocina de los años 80 Con las manos en la masa (1986), que presentó en la televisión pública junto Elena Santonja, o ya en la siguiente década las series Eva y Adán, agencia matrimonial o ¿De parte de quién, junto a Miguel Gila.
"Chus me hacía sentir capaz de todo, tenía la capacidad de convertir cualquier extravagancia mía en algo natural, divertido, sencillo, puro; desbordaba humanidad e inocencia", escribió ayer Almodóvar. "Fue uno de los puntales imprescindibles de muchas de mis películas y se lo agradeceré siempre", lamentó en Twitter José Luis Cuerda, con el que trabajó en títulos como Amanece que no es poco (1989). En sus últimos años encontró un nuevo filón en la publicidad, siempre con firma de autor, como ocurrió con el anuncio de una conocida marca de alimentación dirigido por Benito Zambrano en 2014 o el de un quitagrasas que filmó Juan Antonio Bayona, para el que recuperó sus reconocibles gafas de aumento.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios