Cultura

Moreno, Curro Jiménez y D'Almeida triunfan en una tarde entretenida

  • Los dos matadores cordobeses y el rejoneador portugués salieron a hombros después de lidiar un festejo con algunas luces pero falto de chispa en el ganado

Un año más la centenaria plaza de toros de Priego de Córdoba no abrió sus puertas. La asolerada afición prieguense se resignó de nuevo a cambiar los tendidos de granito por los efímeros de una plaza portátil. ¿Cuando volverán los toros al Coso de las Canteras? Parece ser que para la próxima temporada y si todo se cumple. Esperemos que así sea, para bien de la barroca ciudad de la Subbetica cordobesa y su tradición en la fiesta de los toros.

Resultó a la postre entretenido el festejo. Por delante actuó el rejoneador luso Antonio D'Almeida, que como todos los caballeros en plaza que vienen de Portugal mostró tener una monta llena de clasicismo y buen concepto, aunque con las carencias obvias a la hora de resolver con el rejón de muerte. Mejor la labor en su segundo, donde destacó clavando banderillas al quiebro que hicieron las delicias del respetable.

José Luis Moreno volvió a poner en escena su concepto ortodoxo y puro del toreo. En su primero cuajó una faena de menos a más. Tras un inició irregular por las condiciones de su oponente, el trasteo fue remontando vuelo hasta conseguir buenas tandas con la tela roja, especialmente con la mano diestra.

A su segundo, un toro soso que hacia hilo, lo lanceó de forma impecable en un parsimonioso quite a la verónica que hizo presagiar una buena labor muleteril. El toro, sin transmisión y con peligro sordo, pues se quedaba en mitad del muletazo, acabó entregándose a la muleta del de Dos Torres , que culminó con una ajustadas manoletinas.

Curro Jiménez actuaba ante sus paisanos y tuvo el peor lote. En su primero, un animal mansote y descastado, que cantó la gallina en el segundo terció buscando los terrenos de dentro, solo cabía estar firme y mostrar voluntad de agradar. Jiménez busco los terrenos propicios para sacar agua de un pozo sin fondo, resultando en balde todos sus esfuerzos. No fue mejor su segundo oponente, que aunque se movió un poquito más, no se entregó nunca. Lo recibió en el tercio con una larga cambiada de rodillas y continuó lanceando de forma valerosa. Luego, con la muleta, tras un inició prometedor y torero rodilla en tierra, todo se difuminó aunque logró algún pase estimable al natural.

Destacar por último el criterio del palco en la concesión de trofeos. Desgraciadamente en las plazas de menor categoría se viene asistiendo en los últimos años a un festival en la concesión de trofeos. La presidencia en esta ocasión demostró que los trofeos se deben de otorgar por lo realizado en el ruedo, mostrando así el nivel de una plaza.

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