Misterio y turbiedad en Suecia

A todos ellos les une el amor por desvelar la verdad, por denunciar las injusticias sociales y políticas del dinamitado estado del bienestar y por reflejar lo que ocurre dentro de las idílicas casas suecas. Son Arne Dahl, Asa Larsson, Camilla Läckberg y Linda Olsson, que ayer visitaron la Feria del Libro de Madrid. Los cuatro escriben novela negra y pertenecen al boom de nórdicos que están invadiendo el mercado internacional, abierto de manera estrepitosa hace dos años en España con el fenómeno Stieg Larsson y la célebre trilogía Millennium: una saga noir que lanzaba por los aires el envidiado estado del bienestar sueco y sacaba a la luz las corrupciones políticas, el maltrato, la violencia familiar, las drogas y un largo etcétera en un país que en 1986 se quedó colapsado por el asesinato del primer ministro socialdemócrata Olof Palme.

Este suceso es el que subraya el autor sueco Arne Dahl, que presentó ayer en Madrid el primer volumen, Misterio, de su serie policiaca de 11 libros protagonizada por un grupo de élite de la policía criminal. Un best-seller en su país, con 150.000 ejemplares de venta por cada volumen.

"La muerte de Palme fue un punto de inflexión en la sociedad sueca. Antes nos creíamos que éramos el país más envidiado y de pronto nos dimos cuenta de que todo se iba desmoronando de forma incomprensible. Creo que desde ese momento todos los ciudadanos nos hicimos autores de novela negra", argumenta Dahl.

Arne Dahl es un pseudónimo de Jan Arnald (1963) con el que decidió escribir su serie negra. Antes se dedicaba a libros "más interiores", al tiempo que escribía en la revista de la Academia de Suecia.

Arnald apunta que el fenómeno Larsson "es algo todavía incomprensible y misterioso, que confirma que el mundo editorial es un misterio. Pero me gusta mucho porque ha sabido seguir la tradición del género y la escuela más dura americana".

El autor sueco dice que "tal vez la novela haya ocupado el papel de la prensa en cuanto a investigación y denuncia, pero lo que sí está muy claro es que toda la literatura critica la sociedad".

Una narrativa que está sacando a la luz el maltrato y la violencia dentro de las familias. "En la calle no hay violencia. En Suecia no hay violencia externa. Todo es una violencia oculta que se da en las familias", matiza.

En España a Dahl lo publica Destino, el mismo sello que descubrió a Larsson, con la editora Silvia Sesé a la cabeza.

El frío nórdico también estuvo representado ayer en la Feria del Libro por la sueca Asa Larsson (Uppsala, Suecia, 1966), que, aunque comparte apellido con Stieg Larsson, no tiene con él ninguna relación, aparte del "eterno agradecimiento" por haber abierto camino a los escritores llegados del Norte.

"Tras esa apariencia perfecta, los lectores quieren saber qué hay detrás". Y se encuentran con que hay problemas como el alcoholismo, los engaños entre parejas..., todo ello aderezado por asesinatos y traiciones al más puro estilo Dallas, señaló la escritora, con un gran sentido del humor.

La autora de Aurora boreal y Sangre derramada, sus dos únicos títulos, traducidos al español por Seix Barral, también destaca las enormes diferencias de estilo que hay entre los escritores suecos.

Otra sueca, Camilla Läckberg, presentó Crimen en directo (Maeva), el cuarto de los libros que conforman la saga iniciada con La princesa de hielo.

Lackberg señaló que a menudo se reúne a comer o cenar con otras 15 escritoras nórdicas, no sólo de novela negra sino también de otros géneros. "Nos apoyamos mucho entre nosotras, bebemos vino y hablamos de la vida, de crímenes, de maridos", indicó. No hay, sin embargo, un equivalente masculino de este club, ya que los autores "van más a su aire".

Linda Olsson, nacida en Estocolmo, es otra de las autoras del Norte que estos días están en la Feria, en su caso con Astrid y Veronika, el mejor libro de año 2009 según The New York Times, publicado en España por la editorial Salamandra.