Max Linder, torero y actor depresivo
Toreros singulares Una curiosa vuelta al ruedo
Este genio fue la gran estrella cinematográfica hasta la aparición de Chaplin
Maximilien Gabriel Leuville (1883-1925) se llamaba este tipo con bigote largo, ancho, todo lo contrario que el de Chaplin, a pesar de que este último se refiriese a él como "mi profesor". El año pasado me dediqué en estas páginas a biografiar a toreros raros y me dejé atrás a Max Linder. Este cómico francés fue la gran estrella cinematográfica del humor hasta la aparición de Chaplin. Solía aparecer como un personaje de aspecto distinguido, de dandy con frac, guantes blancos, bastón y sombrero de copa, tan apuesto que las mozas se le tiraban encima cuando salía a la calle, como si de un arqueólogo de Atapuerca se tratase. Su carrera se inicia en Alemania y se dispara en su país natal cuando es contratado por los estudios Pathé de París. Así llega su primera intervención en el mundo de los toros al rodar en 1907 Mort d´un toreador. En los años posteriores acabaría por definir su personaje que ya aparecerá invariablemente como el dandy descrito. Con esa imagen que confunde el actor con la vida diaria, retorna a Barcelona en 1912 para torear. El planteamiento es el de un extra de cine pero a la inversa: decide rodar una película de toros que llamaría Max toreador y para grabar las escenas con toros organiza una corrida en la plaza de Las Arenas con él como espada principal. En la foto se le puede ver dando la vuelta ruedo, saludado por las 10.000 personas que se concentraron para ver torear a quien ya conocían por su cine. Me gustaría poder explicarles la película de cabo a rabo pero debo confesar que no la he visto. Mis años de pesquisas han sido infructuosos. Supongo que un viaje a París a la Filmoteca Francesa facilitaría las cosas. Solamente sé que según el argumento el protagonista tiene una vaca en casa para entrenarse, al estilo de la vaquilla de Ozores en Calabuch, que la llevaba de pueblo en pueblo para torearla y tenía miedo que se le refriase cuando tuvo que torearla en la playa ya que la vaquilla era muy delicada. Supongo que nadie en España puede ver la película a menos que sea un auténtico privilegiado. Huelga decir que el las películas de ambiente taurino deberían estar reunidas en algún sitio. Pero aquí nos dedicamos a guardar cuernos y pellejos de toros o de madres de toros en los museos taurinos, en vez de preocuparnos por lo verdaderamente interesante, lo que puede arrojar luz como los libros, las revistas o el cine o las grabaciones documentales de toreros toreando.
Seguramente por ello, porque sabía que las gentes del toro no le iban nunca a hacer ni caso, a pesar de torear en Barcelona, acabó suicidándose al unísono con su esposa. Antes le había dado tiempo de triunfar en Hollywood, trabajar con Abel Gance y consagrarse como uno de los primeros grandes del cine. El suicidio de Max fue en 1925, después de intermitentes depresiones debidas a las secuelas producidas durante su etapa como soldado en el frente durante la Gran Guerra. Los gases alemanes le dejaron medio tarumba y fueron la consecuencia final de tan trágica decisión. El ejemplo de Max Linder, convertirse en torero, aunque fuese por un día, para rodar una película lo siguió también Cantinflas en más de una película. Y en esa época los toros de las películas no eran mecánicos como en las actuales.
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