Martín Cuenca regresa con su película más arriesgada
Rodrigo Sáenz de Heredia y Verónica Echegui protagonizan 'La mitad de Óscar'
El director y productor Manuel Martín Cuenca presentó ayer en Madrid su última película, La mitad de Óscar, que llegará a las salas el 18 de marzo después de pasar por el Festival de Cine de Toronto, Gijón, Estocolmo y La Habana. El filme, protagonizado por Rodrigo Sáenz de Heredia, Verónica Echegui y Antonio de la Torre, narra la historia de un guardia de seguridad dedicado a vigilar una salina almeriense.
El director señaló que existe una especial incidencia del paisaje en la historia de esta película, cuyo presupuesto en el coste de realización rondó los 1,2 millones de euros. "Almería es un espacio de desierto, de mar y montaña. Tiene algo rudo, es un espacio de frontera que ofrece la mezcla de Andalucía, África y el Mediterráneo", reflexionó.
En este sentido, el realizador ahondó en escenas en las que la intervención del espacio se muestra clave para el desarrollo del argumento narrativo. "Hay una excursión en la que los protagonistas se pierden entre sí y en la que se utiliza el viento como hilo conductor en el conflicto emocional de los personajes", explicó.
El cineasta asume con optimismo lo que califica como su película "más arriesgada" en la que participa como productor, un hecho que para él se trata de una "consecuencia lógica" en relación con su papel de director en el marco del cine español. "Hacerse dueño de la producción es bueno para el autor, y me la he jugado con ello", apuntó Cuenca.
El tercer largo de ficción de Martín Cuenca ha contado con la aportación de la Diputación de Almería, el Patronato de Turismo, el Ayuntamiento de Almería y la participación de Canal Sur Televisión. La distribución en España correrá a cargo de Golem Distribución.
Óscar (Rodrigo Sáenz de Heredia) es guardia de seguridad en una salina semiabandonada. Tiene 30 años y vive solo. Su vida consiste en ir cada día al trabajo, ponerse el uniforme, colgarse la pistola y sentarse a mirar montañas y montañas de sal. Al mediodía suele recibir la visita de Miguel, un antiguo guardia jubilado. Miguel llega en bicicleta y trae siempre comida para almorzar con Óscar.
Cada día, cuando termina el turno, Óscar se cambia de ropa, toma el autobús y vuelve a casa. Allí lo primero que hace es mirar el buzón y revisar el contestador, pero nunca hay cartas ni mensajes o, al menos, los que él espera.
Un día la rutina se rompe. Óscar llega a la residencia de ancianos donde está su único familiar, su abuelo, que padece Alzheimer. Se ha puesto peor y lo han llevado al hospital. La directora le cuenta que han avisado a su hermana. Óscar se queda petrificado; hace dos años que no sabe nada de ella y ni siquiera sabía que en la residencia tenían su teléfono.
Dos días después María (Verónica Echegui) aparece en Almería. Viene acompañada de su novio, Jean (Denys Eyriey), un francés del que jamás había oído hablar Óscar. La relación entre los dos hermanos parece tensa, algo ocurrió en el pasado que los marcó definitivamente. María pretende pasar página, pero él no está dispuesto a ello.
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