Marte, una fuente de números rojos para Hollywood

'John Carter' se sitúa en una amplia nómina de películas de ambientación marciana que han sido fracasos de taquilla

Una escena de 'John Carter'.
Fernando Mexía (Efe) / Los Ángeles

23 de marzo 2012 - 05:00

A pesar de su heroísmo y sus efectos especiales, la película John Carter se ha convertido en un desastre mayúsculo en taquilla y pasa a engrosar la lista negra de sonados fracasos de Hollywood en sus historias sobre Marte.

El estudio Disney reconoció esta semana que John Carter se apuntará unos 200 millones de dólares (152 millones de euros) en pérdidas operativas en sus cuentas de resultados trimestrales debido a que su elevado coste -se estima que solo en su producción se invirtieron 250 millones de dólares (190 millones de euros)- no ha despertado un interés equivalente en la audiencia.

La película apenas ha recaudado hasta la fecha 54 millones de dólares (41 millones de euros) en EEUU, el principal mercado mundial del cine, y los 126 millones (95,7) logrados en el resto del mundo apenas son un consuelo para Disney, que en 2011 sufrió otro varapalo taquillero con la también alienígena Marte necesita madres.

Esa cinta de animación realizada con actores reales y sensores de captura de movimiento bajo la dirección de Robert Zemeckis se rodó con un presupuesto de 150 millones de dólares (114 millones de euros) pero solo recaudó 39 millones (29,6 millones de euros).

La temática marciana había sido una decepción para Disney anteriormente con títulos como Misión a Marte (2000) o Mi marciano favorito (1999), que rindieron por debajo de las expectativas.

Marte le jugó también una mala pasada a Warner en 2000 con Planeta rojo, un thriller de astronautas protagonizado por Val Kilmer que recuperó en taquilla solo 33 de los 80 millones de su presupuesto (25 de los 60,8 millones de euros).

También de Warner fue Mars Attacks! (1996), una comedia de ciencia ficción de Tim Burton con un reparto plagado de estrellas, como Jack Nicholson, Glenn Close o Pierce Brosnan, que costó 70 millones de dólares (53,2 millones de euros), sin incluir gastos promocionales, y fracasó en EEUU, donde únicamente ingresó 37 millones de dólares (28 en euros).

Mars Attacks! logró en última instancia esquivar la ruina gracias a sus proyecciones internacionales, que elevaron su recaudación final a 101 millones de dólares (76,7 en euros).

El terror de John Carpenter en Fantasmas de Marte (2001) asustó a los espectadores hasta el punto de que pocos acudieron a ver la película, que obtuvo 14 millones de dólares (10,6) en la taquilla, aproximadamente la mitad de su coste de producción.

Otro fracaso marciano fue Doom, la adaptación de un videojuego del mismo nombre sobre unos marines enviados al planeta rojo a investigar unos extraños eventos y que contaba con Karl Urban y Dwayne Johnson en el reparto.

Más allá de Marte, el espacio exterior dejó estrepitosos fracasos como Final Fantasy: The Spirits Within (2001), un filme animado para el que prestaron sus voces Alec Baldwin, Steve Buscemi y Donald Sutherland que tomó la historia de la popular saga de videojuegos Final Fantasy.

La película, distribuida por Sony/Columbia, se tasó en 137 millones de dólares (104 en euros) y recuperó solo 85 (64,5), lo que generó un déficit que obligó a cerrar a su productora, Square Pictures.

De Disney fue también Treasure Planet (2002), una versión galáctica y de dibujos de la novela La isla del tesoro que dejó tras de sí un saldo de números rojos con un coste de 140 millones de dólares (106,3) y unos ingresos de menos de 110 millones (83,5 en euros).

Quien también intentó sacar partido de las tramas espaciales fue Eddie Murphy, el actor que estaba detrás del proyecto Pluto Nash (2002), en el que se gastaron 100 millones de dólares (76,9 millones de euros) para recaudar tan solo siete (5,3) en taquilla. Murphy encabezó asimismo varios fiascos recientes como Atrapado en un pirado (2008) e Imagine That (2009).

En cualquier lista negra de batacazos de Hollywood no puede faltar la aventura de piratas La isla de las cabezas cortadas (1995), que llegó a figurar en el Libro Guinness de los Récords como el mayor desastre taquillero de todos los tiempos. La isla de las cabezas cortadas costó 98 millones de dólares (74,4 millones de euros), recaudó 10 (7,6) y llevó a la bancarrota a su productora, Carolco Pictures.

Anteriormente defraudaron, entre otras muchas, Ishtar (1987), de Warren Beatty y Dustin Hoffman, Inchon (1981), con Laurence Olivier, o el clásico Cleopatra, una obra faraónica ganadora de cuatro premios Oscar que en 1963 costó 44 millones de dólares (33,4 millones de euros) y en su año de estreno logró ingresar en EEUU solamente 26 millones (19,7).

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