Les Luthiers vuelven a España para aliviar la crisis con risas
El grupo argentino inicia su gira de 'Lutherapia' en Oviedo


Les Luthiers regresan a España con su espectáculo Lutherapia, una sesión de psicoanálisis en la que el quinteto argentino provoca la risa, "algo tan necesario como dormir", para aliviar la crisis y lo hacen, una vez más, sin confundir "el humor con las cosquillas". Dos de sus integrantes, Daniel Rabinovich y Carlos López Puccio, defienden de nuevo con Lutherapia, que comienza su gira en Oviedo, la risa como la manera de conectarse con una parte de la felicidad, "algo que el ser humano necesita siempre", con ayuda de sus peculiares instrumentos y la inevitable referencia a su personaje más célebre, Johan Sebastian Mastropiero.
Para Rabinovich, la crisis que ahora afecta a Europa ha estado siempre ahí y solo es cuestión de cambiar de región en el mundo para encontrarla, con lo que el humor es siempre "una válvula de escape" para que ellos y su público vean la vida "con un poco de alivio".
No obstante, advierte, su humor, que consideran "intraducible" a otros idiomas, no se basa en la actualidad, algo que aseguran evitar de forma consciente y premeditada, sino en cuestiones "más abstractas, más universales", con lo que ni la actual crisis financiera ni el corralito argentino les sirven de inspiración. "Nosotros no vivimos en crisis sino en un paraíso, Argentina nunca ha estado en crisis", proclama Rabvinovich en tono irónico antes de responder al unísono junto a López Puccio con un rotundo "no" sobre la posibilidad de diseñar un instrumento anticrisis.
El humo de Les Luthiers, apunta López Puccio, tiene más relación con "las cosas del ser humano, las buenas, las malas y la risibles" que con la actualidad política y económica y busca así que sus espectáculos puedan seguir teniendo vigencia durante años.
La definición de su obra como "humor inteligente" le permite además lamentar que se confunda "el humor con las cosquillas" y, aunque admite que una palabrota en un contexto inesperado "suele ser graciosa y hay que tener cierto arte para hacerlo", aboga por apelar "a una vuelta de la conciencia y de la inteligencia, que se junten dos neuronas y que salga una cosa sorprendentemente nueva".
Lutherapia desarrolla a lo largo de diez piezas musicales una sesión de algo, admiten, tan argentino como la psicoterapia para aliviar al autor de una tesis sobre el maestro Mastropiero al que, aún sin ponerle cara, Rabinovich se imagina con peluca y viviendo a caballo entre finales del siglo XIX y el XX. López Puccio discrepa y sitúa en el siglo XVIII al personaje, "una especie de Bach" y de ahí su nombre, en el que se personifica "el resumen de todos los compositores y también de todas las desvirtudes del ser humano, de las peores", apunta.
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