Librerías contra la crisis

Convertir la lectura en una propuesta atractiva para los ciudadanos en los tiempos actuales no es tarea sencilla. El sector librero también está sufriendo los azotes de esta crisis económica que no deja títere con cabeza. A pesar de ello, las librerías siguen siendo el canal más utilizado para la compra de libros, aunque en el caso de Córdoba la mayoría ha bajado sus ventas respecto a la temporada anterior.

Casi todos los libreros consultados afirman que sus ventas se han visto afectadas, y bastante, por la crisis. Según Lourdes Liso, responsable de la librería Beta, "en vísperas de fechas como Semana Santa y Feria se nota bastante que la gente ahorra y no gasta apenas en libros, pero en vacaciones la venta remonta". Sin embargo, en el caso de Manuel Ruiz-Maya, al ser su librería, Novolibros, un establecimiento especializado en literatura de viajes y biografías, en los dos años que lleva abierta "no han bajado las ventas, ya que una librería como ésta no es común en Córdoba".

Aunque la crisis ha afectado a este sector, no todo los géneros y formatos de libros se han visto afectados por igual. Es durante la temporada estival cuando las ventas de cuadernos de ejercicios y de libros de bolsillo se disparan. La comodidad, su poco peso y su buen precio lo convierten en un formato que logra sobrevivir a la crisis.

Las novedades, las novelas históricas y la literatura de ficción en general han sido los géneros más vendidos a lo largo del último curso en las librerías locales. Entre los títulos más demandados figuran El tiempo entre costuras (de María Dueñas) y Si tu me dices ven lo dejo todo... pero dime ven (Albert Espinosa).

En los últimos año se ha percibido también un incremento de las ventas de los libros de temática local, en correspondencia con el interés recobrado de las editoriales cordobesas por obras de este tipo, la mayoría de carácter histórico.

Uno de los enemigos del tradicional libro de papel es el mundo digital. Tanto la aparición de los grandes formatos como los libros electrónicos o la facilidad con la que en internet pueden encontrase todo tipo de géneros favorecen que la compra de libros vaya disminuyendo poco a poco. Según datos estadísticos, el 52,5% de los españoles ya es lector en soporte digital, lo que supone un incremento del 4,7% respecto a 2010.

No obstante, aunque el libro electrónico se está abriendo paso, los libreros cordobeses creen que no supone todavía una amenaza para el libro impreso. Las ventas de la librería Luque, por ejemplo, no se han visto afectadas por la aparición de esta nueva tecnología. Además, Rafael Osuna, uno de los responsables de este establecimiento, afirma que "con internet iban a desaparecer las guías de viaje y con el GPS, los mapas. Sin embargo, eso no ha ocurrido y creo que todavía quedan muchos años de vida para el libro tradicional".

Por otro lado, José García Torronteras, dueño de la librería Universitas, apunta que "actualmente se están revisando cuáles son las ventajas e inconvenientes del libro electrónico, ya que por un lado ahorra papel, pero por otro tiene un gran consumo de energía, por lo que no se tiene todavía muy claro si es beneficioso al cien por cien". Atendiendo a las estadísticas, actualmente sólo un 3% de los españoles posee un e-book.

Una de las iniciativas que llevan a cabo algunas de las librerías locales es la organización de actividades como presentaciones de libros. Son ocasiones en las que se fomenta la venta de libros y ayudan además a que el establecimiento sea más conocido, según destacan algunos de los libreros consultados. "A la gente le gusta venir a actos como estos, sobre todo si se trata de personajes conocidos, y es un buen día para potenciar la venta de ese libro", indica Liso.

Otra medida muy exitosa es la presencia de las librerías en presentaciones externas en las que suministran los ejemplares, señala Osuna.

Queda claro que aun viviendo en una era tremendamente tecnológica y digital, el libro impreso sigue teniendo todavía una gran presencia, aún más en el lector de toda la vida. Y es que, sobre todo en esta época, "para viajar lejos no hay mejor nave que un libro", como dijo Emily Dickinson.