Juan Cuenca Una aventura del lenguaje

Juan Cuenca Una aventura del lenguaje
Alfredo Asensi Córdoba

10 de septiembre 2016 - 05:00

Entre el plano y el espacio, la inminencia de un desafío: el lenguaje como expansión, como reto y como calambre. La sala Vimcorsa revisa hasta el 13 de noviembre la trayectoria creativa de Juan Cuenca en una exposición definida por su comisaria, la galerista Angustias Freijo, como "un todo donde la simplicidad y el uso tienen prioridad, donde la estética se resume en la dualidad forma-fondo, donde la escultura dialoga con las formas arquitectónicas, formando un todo, y donde el diseño está expresamente dedicado a la obra que lo aloja". Un coloquio de formas al que Cuenca otorga "un cierto carácter retrospectivo, pero no del todo: eso suena a repaso de lo que se ha hecho, y esto realmente no lo es: hay obra que he hecho y no está aquí y obra que seguiré haciendo cuando la exposición termine. Esto es más un punto y seguido que un punto y aparte".

Del plano al espacio. Arte, arquitectura y diseño de Juan Cuenca es, según Freijo, "una abstracción expandible, que navega desde el papel del plano hasta el proyecto tridimensional monumental". La especialista ha estudiado la obra de Cuenca para hallar elementos de correspondencia que permitieran articular un discurso expositivo a partir de las distintas disciplinas en las que el autor ha trabajado. El objetivo que se planteó Freijo fue recorrer sus creaciones y relacionarlas entre sí, sobre la base de la experiencia estética, asociando el lenguaje pictórico y el escultórico con el arquitectónico y el diseño. "Trata de ser esta exposición", escribe la experta en el catálogo, "un fiel reflejo de la forma de trabajar, de crear, de Juan Cuenca, que alterna la arquitectura con el arte y el diseño de muebles, y simultáneamente pasa de una mesa a otra, con el mismo lápiz, construyendo un todo que solo podríamos definir con un genérico: lenguaje".

Desde sus años de juventud con Equipo 57, Cuenca, que en 1964 obtuvo el título de arquitecto por la Escuela Superior Técnica de Arquitectura de Madrid (y ocho años después el de doctor arquitecto) y ha recibido premios como el Félix Hernández y el Europa Nostra, además de la Medalla de Oro de Andalucía, se vinculó a las vanguardias europeas. Sus coordenadas artísticas, explica Freijo, "tienen en el subconsciente las estéticas del Califato, pero están muy próximas a los planteamientos de la Bauhaus". Referencias que pueden rastrearse en la selección de piezas instalada en Vimcorsa, que muestra la labor del pontanés como escultor con obras en distintos materiales: madera, acero, plástico, zinc... Una faceta analizada en el catálogo por Miguel Cereceda, que apunta que las "investigaciones formales" del cordobés "parten del plano y proceden, en todos los casos, como desarrollos a partir del plano. Ello les permite salvar sin solución de continuidad la distancia entre lo meramente planeado y lo ejecutado". Por otra parte, "al proceder como dibujos o superficies coloreadas que se abren a las tres dimensiones del espacio, introducen con ello la indiferencia entre pintura y escultura".

Algunas de las piezas exhibidas "son cuadro-esculturas o esculto-pinturas, en las que lo determinante no parece tanto el género artístico al que pertenecen cuanto su carácter de plástica experimental".

Cuenca ha llevado a cabo numerosas actuaciones de restauración y rehabilitación del patrimonio histórico, entre ellas las de la plaza de la Corredera, el Puente Romano, la Puerta del Puente (el proyecto realizado en los últimos años en la Ribera, que incluyó el Centro de Recepción de Visitantes), la Torre de la Calahorra y sus entornos y el parque de Miraflores. Otros trabajos suyos son la Estación de Autobuses Plaza de Armas de Sevilla y el Ayuntamiento y el Teatro de Baena. En la Corredera, como queda reflejado en el catálogo, partió de la idea de que la plaza mayor española es un vacío urbano, un receptáculo que acoge distintas actividades públicas, lúdicas o comerciales, un patio de la ciudad que se conforma mediante un contorno edificado modular y repetitivo, entendido como un solo edificio unitario y uniforme. Así, se propuso restituir el plano de la plaza a su nivel y sus pendientes originales, por lo que se eliminó el podio del mercado y se construyó un forjado bajo el que se conservan los antiguos locales.

Miraflores fue una compleja operación que generó un nuevo paisaje urbano y la apertura de vistas inéditas de la ciudad y su conjunto monumental. En el borde norte se construyeron cuatro pabellones (Casa de la Luz, Casa de la Salud, Casa del Agua y Casa de los Jardineros) pero "el proyecto de palacio de congresos nonato indujo su destrucción", además de dejar al descubierto "sine die los restos arqueológicos de un arrabal árabe bajo la traza del paseo-salón".

Una de las intervenciones más relevantes de Cuenca en la ciudad y que mayor debate suscitaron fue la del Puente Romano, sobre la que escribe Damián Quero Castanys: "Juan Cuenca ha recuperado para su proyecto la reflexión que hizo el ingeniero Luis Sainz y Gutiérrez en 1894, refiriéndose a la construcción del Puente Romano, al que definió como obra del tiempo y no como una unidad constructiva. El puente ha sido construido a medida que el tiempo iba destruyendo sus elementos, reedificado por los constructores de cada época, con los materiales, técnicas y estilos de cada tiempo y de cada maestro. Excelente metáfora de la ciudad".

Frente al puente, Cuenca interpreta el Centro de Recepción de Visitantes como la última "capa" de una serie de construcciones solapadas de las distintas culturas que han pasado por la ciudad. Elementos centrales en el proyecto eran su encaje topográfico y su participación en el paisaje urbano histórico de esta zona. Víctor Pérez Escolano aporta en el catálogo: "En el corazón de Córdoba, un solar sin resolver durante medio siglo ha visto surgir una arquitectura del siglo XXI, nueva capa en esta ciudad de testimonios históricos de todas las épocas. Al desembocar del Puente Romano, con la vecindad de la Mezquita o espacios barrocos como la plaza del Triunfo, Juan Cuenca encaró los registros fundamentales para generar su obra".

Son algunas de las experiencias recogidas en esta exposición, junto a los elementos de mobiliario, dibujos y planos. Un resumen de 40 años de diseño de un lenguaje.

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