Juan Cobos Arévalo relata episodios familiares de la vida de Franco

El cordobés, que fue desde 1969 hasta 1975 miembro del servicio privado del dictador, lo describe como "una persona un poco tozuda que se resistía a recibir ayudas"

Francisco Franco, junto a una de sus nietas.
Francisco Franco, junto a una de sus nietas.

El libro La vida privada de Franco, (Almuzara), escrito por el que fuera miembro del servicio privado del entonces jefe del Estado desde 1969 hasta los últimos días de vida del general, el cordobés Juan Cobos Arévalo, describe al dictador "en bata y zapatillas", aportando "la visión que faltaba" para completar su figura. El que fuera escolta de Franco precisó que existen "muchas biografías sobre su figura y muy buenas, pero que su trabajo cuenta cómo vivía, anécdotas en comidas, en la capilla, episodios familiares, es decir, una modesta aportación que añadir a lo que ya se conoce".

Según señaló la editorial, el autor fue durante años el servidor "más cercano al dictador, pues fue la persona encargada, entre otras funciones, de disponer todo lo relativo a la capilla privada de Franco, y como tal, testigo de "infinidad de anécdotas y episodios que, a pesar del ingente esfuerzo de los eruditos, permanecían hasta hoy ocultos al conocimiento público". En este sentido, Cobos Arévalo manifestó que la figura del general ha sido analizada hasta el momento desde distintos puntos de vista como el oficial, el público o, incluso, el clínico, sin embargo, la visión privada del entorno y la familia no se había escrito.

Cobos Arévalo confesó que se decidió a escribir lo que conoce ahora "porque Franco es una figura que ya entrado en la historia y como tal se está en el derecho de conocer como era en su vida privada". No obstante, reconoció que si lo hubiese hecho al mes siguiente a su fallecimiento "su visión hubiera molestado a algunas personas, además no contaría con la objetividad que le concede el paso del tiempo". El autor aseguró que "no lo hace desde un punto de vista revanchista, sino para contar sus vivencias como miembro del servicio de escolta de Franco, como parte del Servicio Privado del entonces jefe del Estado y como encargado del oratorio privado, así como de la capilla de Corte del Palacio Real de El Pardo".

Para la escritura de La vida privada de Franco, el militar y escritor cordobés apuntó que, exceptuando uno o dos testimonios, la práctica totalidad de las anécdotas que se conocen a través de las más de 360 páginas son extraídas de la experiencia personal vivida junto al generalísimo. Las anécdotas y episodios que el militar cordobés refleja en su primer trabajo editorial reflejan que "el caudillo tenía una línea de actuar en el ámbito privado nada diferente al público, es decir, no era extrovertido, ni se mostraba cariñoso o simpático, al menos durante el tiempo que él lo conoció".

Además, resaltó que nunca vio "ni efusividad, enfados o alegrías". Recordando "su genio y figura", apuntó, como anécdotas, que la escalera privada de Palacio nunca tuvo pasamanos, pero en los últimos años el médico le colocó uno viendo el delicado estado de salud del general, sin embargo "Francisco Franco se percató del cambio y su colocación para que fuera utilizaba por él y por ello jamás se agarró a él pese a bajar con dificultad".

Para finalizar, Cobos Arévalo consideró que el general era una persona "un poco tozuda que se resistía a recibir ayudas, resultando ser un hombre exigente consigo mismo y con el mundo". Tras estas directrices sobre el dictador, el autor añadió que "las conclusiones sobre su personalidad que las saque cada lector".

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