Cultura

Josefina Molina dedica a las cineastas de su generación su Premio Nacional de Cinematografía

  • La cordobesa recoge el galardón en el Festival de San Sebastián con un recuerdo a todas las que han batallado para tener los mismos derechos que tenían sus compañeros

Josefina Molina recibe el Premio Nacional de Cinematografía arropada por compañeras de CIMA.

Josefina Molina recibe el Premio Nacional de Cinematografía arropada por compañeras de CIMA. / Efe

La cordobesa Josefina Molina, directora, guionista, literata y feminista sobre todas las cosas, ha recibido este sábado un Premio Nacional de Cinematografía con el que el cine español “hace justicia” con una mujer que siempre ha vivido “a contracorriente”, pionera, luchadora y referente para generaciones de mujeres cineastas.

“Si miro hacia atrás –ha dicho Molina al recibir su premio–, lo que tengo más claro es que si no me hubiera dedicado al cine estaría en el vacío. Quería hacer cine, sobre todo y ante todo”, declaró antes de dedicar su galardón a las cineastas de su generación.

La cordobesa ha sido recibida en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera con todos los asistentes, prensa incluida, puestos en pie, con un larguísimo aplauso. Patricia Ferreira, también directora de cine, ha presentado a la premiada como la compañera que le alentó en sus primeros años para dedicarse al cine, “modelo y referente, cineasta admirada, cómplice y amiga”. “Ha sido una guionista y directora pionera; para eso hay que ser muy valiente y ejercer esa valentía”, ha indicado.

Otro amigo, José Carlos Plaza, multipremiado maestro de las artes escénicas, ha valorado el “rigor volcánico e inapelable” de su uso de la palabra y su respetuoso modo de versionar la obra de otro, y ha celebrado su “honestidad”, al tiempo que ha resaltado el haber sido una mujer “a contracorriente”.

“Empezaste, vives y sigues a contracorriente: ¿no seremos los demás los que estamos equivocados?”, ha manifestado el director teatral, quien considera a su amiga “modelo para generaciones de cineastas”.

Molina asegura que si no se hubiera dedicado al séptimo arte, “estaría en el vacío”

Molina ha dedicado su premio a las mujeres de su generación y a sus compañeras de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) “que han sabido sustituir la soledad por la solidaridad”.

También ha tenido un recuerdo para la exministra Carmen Alborch por su contribución “a las inquietudes intelectuales que afectan a las mujeres”, y también para “todas las mujeres que hemos batallado porque las mujeres tengan los mismos derechos que nuestros compañeros”, entre ellas, la actual vicepresidenta en funciones y exministra de Cultura, Carmen Calvo.

Pero, sobre todo, Molina ha trasladado su premio “a aquella niña de Córdoba, nacida en la Guerra Civil, que hizo todo lo posible por romper la inercia con la que destinaban a las mujeres a las tareas del hogar: a aquella niña que decidió dedicarse al cine”. “Quería ser directora de cine por encima de todo y sobretodo”, ha relatado.

“Las leyes han venido después de mucho batallar, y de muchas víctimas en el camino, pero ahora nos encontramos con algo que no esperábamos: el rechazo malintencionado y vergonzante de quienes quieren quitar las leyes contra la violencia de género. Todas las luces rojas se han encendido”, ha aseverado.

En su discurso, la directora ha recordado que su vida ha estado rodeada de “hombres del futuro que me miraron como una igual y me alentaron”, como José Sámano. “La lucha de las mujeres no es un simple mimetismo. Pretendemos una acción transformadora de la realidad. Está en marcha y es irreversible. Por muchos palos que nos pongan en las ruedas, el cine es y será una de nuestras mejores armas”, ha concluido Molina. A la vez, ha advertido que “si no contamos con la voz, las ideas, las aventuras y desventuras de las mujeres el conocimiento del mundo será parcial”.

Arroparon a la cineasta varios centenares de personas, entre ellas, la junta directiva de CIMA al completo, directores como Imanol Uribe, Manuel Gutiérrez Aragón, Juanma Bajo Ulloa o Mariano Barroso, también presidente de la Academia de Cine, y alguna de sus antecesoras en el premio, como Lola Salvador y Esther García.

Molina (Córdoba, 1936) es la primera directora de cine que recibe este reconocimiento en los casi 40 años que han pasado desde que se concede; un hecho que, en palabras del propio jurado, “subsana una deuda histórica” con la cineasta.

También primera en obtener el título de directora-realizadora en la Escuela Oficial de Cinematografía, en 1969, y una de las primeras en pensar que las mujeres cineastas necesitaban organizarse, como demostró al fundar en 2006 la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA).

Una mujer excepcional, recompensada por abordar “de manera valiente la vanguardia, la autoficción y el clasicismo en su obra”, cuya trayectoria comenzó en 1964 y hoy continúa, como académica de las Bellas Artes de San Fernando.

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