José María Baez, 30 años después
El pintor jerezano inaugura hoy en la sala Puerta Nueva la exposición 'Sucio y limpio', que pone en contacto obras sobre papel de hace tres décadas con actuales
En Sucio y limpio no hay voluntad de revisión sistemática, no hay enfoques académicos ni una estructura de retrospectiva convencional. Hay una confrontación de dos momentos en la trayectoria de un artista instintivo y esquivo, José María Baez, nacido en Jerez de la Frontera en 1949 y residente en Córdoba desde 1960. El primero corresponde a los años 80, cuando su obra empieza a ser conocida internacionalmente. El segundo, a la actualidad. Hay choque, diálogo, soluciones expresivas distintas (incluso opuestas) a las mismas preocupaciones o a intereses similares. Y sobre todo hay "coherencia" y un sentido de "circularidad", según Óscar Fernández, comisario de la exposición, visitable en la sala Puerta Nueva desde mañana hasta el 5 de junio.
La primera sección de la muestra, ubicada en la planta baja, está protagonizada por obras sobre papel realizadas en los primeros años 80 que "tienden al gran formato" y acusan "una narratividad manifiesta". Un trabajo vinculado, según Fernández, a la estética del cine y la cultura popular, que replica los enfoques de la fotografía y que "cuenta cosas". Piezas salpicadas de apuntes biográficos a modo de intuiciones o sugerencias, ya que "lo evidente no tiene lugar" en la obra de Baez.
En la planta alta, el visitante encontrará una sucesión de casi 300 óleos sobre papel fechados desde 2009 que conforman una work in progress titulada Diario. El artista, más "introvertido" y "hermético", pone en marcha un discurso creativo de naturaleza abstracta en el que la ausencia de referentes externos y de voluntad narrativa es total. Hay aquí un juego constante con la superficie de la pintura, la técnica, el color y el dibujo, que se despliega frondosamente en una serie de obras de pequeño formato (¿camino de la pintura pura?) que, a pesar de su carácter conceptual, se manifiesta "ligera" en su potencialidad expresiva. "Ligera cuando se muestra superficial, casi ornamento en algunos casos -escribe Fernández en el catálogo de la exposición-. Leve, pero no hueca, superficial, pero no frívola, la pintura de Baez recupera la ligereza de antaño". La pintura, en suma, se recrea en sí misma: no habla de nada que no sea ella.
La delegada de Cultura del Ayuntamiento, Rafaela Valenzuela, celebra el regreso de Baez a las salas expositivas de una ciudad en la que no ha prodigado mucho la exhibición individual de sus obras. La Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí, la Universidad de Córdoba y la Fundación Cajasol colaboran también en la organización de Sucio y limpio.
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