John Berger actualiza para Alfaguara su ensayo sobre la fama y la soledad de Picasso
El británico considera que la pintura del andaluz trata sobre el diálogo entre la presencia y la ausencia
Picasso estaba fascinado y entregado a su propia creatividad y lo que creaba, el producto terminado, era casi accidental, afirma John Berger en Fama y soledad de Picasso, un recorrido íntimo por la vida y la obra de un artista en el que "lo que es él importa mucho más que lo que él hace".
Publicado por Alfaguara, se trata de una reedición revisada y con un nuevo ensayo en la que el autor presenta una biografía profunda y crítica y, de una forma muy particular, recorre desde la infancia del artista en Málaga hasta el periodo azul, el Cubismo, la creación del Guernica o los grabados de sus últimos años.
En el prólogo fechado en 1987, Berger (Londres, 1926), considerado una de las voces más destacadas en la crítica del arte contemporáneo y uno de los escritores británicos más relevantes del último siglo, recuerda que cuando el libro salió a la luz, estando todavía vivo Picasso y en la cumbre de la fama, fue duramente atacado por insensible, doctrinario y perverso. Además, el hecho de que la obra comenzara afirmando que Picasso era el más rico y más famoso de los artistas que habían existido hizo que fuera tachada por algunos de vulgar y de mal gusto.
Considera Berger en el prólogo que a Picasso le obsesionaban las imágenes de pasión y de dolor, y por eso también tenía tanta capacidad para crearlas: "Toda la pintura trata del diálogo entre la presencia y la ausencia, y el arte de Picasso, en su sentido más profundo, se sitúa en la frontera entre las dos, en el umbral de la existencia, de lo recién comenzado".
Ganador del premio Booker, uno de los más prestigiosos del mundo de habla inglesa, Berger afirma que Picasso era en Inglaterra tan famoso como Rafael en Italia y en Francia gozaba de más renombre que Robespierre. "El hombre, su personalidad, dejó en la sombra al arte", señala.
El malagueño "es el pintor más famoso del mundo y su fama se apoya en su modernidad. Es el indiscutible emperador del arte moderno", pero, sin embargo, en su actitud hacia el arte y hacia su propio destino como artista "hay una tendencia que no tiene nada de moderna y que pertenece con más propiedad a los comienzos del siglo XIX".
Berger hace referencia a "la personalidad en extremo poderosa que construye la leyenda" y lo compara con Napoleón en cuanto al poder de ambos para suscitar y retener la fidelidad.
También te puede interesar
Lo último
El parqué
Mayoría de descensos
Sanción ejemplar en tiempos convulsos
La ciudad y los días
Carlos Colón
Suspiros de Sánchez