Cultura

Idílica conjunción musical y flamenca

Cante: Arcángel. Guitarra: José Antonio Rodríguez. Segunda guitarra: Chico Gallardo. Percusión: Agustín Diassera. Bajo: Pedro Vinagre. Baile: Mercedes de Córdoba. Coros y palmas: Los Melli. Fecha: Sábado 10 de julio. Lugar: Teatro de la Axerquía.

Un espectáculo en el que cante y guitarra logran una idílica conjunción musical fue lo que aconteció en el Teatro de la Axerquía el pasado sábado, gracias a Arcángel y José Antonio Rodríguez. Todo puede resumirse en saber cantar y tocar, hasta aquí todos de acuerdo, pero si a esta premisa básica y exigible a cualquier artista se le suma clasicismo e innovación en el repertorio escogido, sensibilidad, talento y depurada técnica en la exposición, el resultado es F-2. Un fluido y creativo diálogo entre dos flamencos/músicos no exento de un aromático y equilibrado lirismo, que motivó desde el primer instante la complicidad del público con esta propuesta artística.

Al inicio del concierto la letra por soleá "Entre los cañaverales / a darle los buenos días / que al divino sol que sale, / los pájaros eran clarines". Con solo este estilo se puede sintetizar la estética flamenca con la que Arcángel se identifica plenamente, escuela de Morente, pero que en su caso no supone un círculo cerrado, sino un punto de partida en su desarrollo vital como cantaor. El recorrido de cantes en fiel perspectiva clásica resultó nítido, sin que faltasen seguiriyas, guajiras, soleares, fandangos de Huelva, alegrías... Arquetipo de cantaor con múltiples recursos y saber estar en el escenario, incluso en el momento adverso de la noche, cuando falló la megafonía en sus bulerías sin acompañamiento a la guitarra, situación que resolvió con pasmosa naturalidad. Arcángel mantuvo la voz templada y en su punto para los diferentes palos y originales temas que realizó, abundando en laberínticos registros tonales con afinación perfecta. Y José Antonio Rodríguez acompañando cada uno de los cantes con preclara imbricación musical al saber delimitar el desarrollo concertístico de su toque con el puntual del acompañamiento; toda una lección de compendio musical y flamenco. En sus dos piezas en solitario dejó patente su madurez creativa; composiciones en las que subrayó la pulcritud técnica que le caracteriza, con la pulsión expresiva que el argumento musical desencadenó en el espíritu minero de las tarantas y en los tangos.

El binomio Arcángel y José Antonio Rodríguez lograron entusiasmar en un espectáculo que fue un deleite para los sentidos y que estuvo aderezado por el baile puntual y proporcionado de Mercedes de Córdoba. En los demandados bises la excepcional bulería Manhattan de la Frontera y una exhibición de virtuosismo al tocar José Antonio Rodríguez junto a Chico Gallardo en la misma guitarra: un toque a cuatro manos. Al final todos satisfechos por la calidad de lo escuchado y visto.

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