"Hoy el cantautor no es la exclusiva de la vanguardia de los movimientos sociales"

Luis Pastor, uno de los máximos representantes de la canción de autor, llega esta noche a las 21:00 al Gran Teatro con el montaje En esta esquina del tiempo, en el que homenajea a José Saramago. El cantautor estará acompañado por la Orquesta de Córdoba en este espectáculo que está basado en el libro-disco del mismo nombre de poemas musicados del Premio Nobel.

-¿En qué va a consistir este espectáculo?

-Se basa en un libro-disco de José Saramago realizado en 2006, la mitad grabado en Lisboa, la otra mitad en Madrid. Poco a poco esto ha ido dando paso a una propuesta sinfónica del disco que por el momento no está completa porque sólo hay arreglados diez temas de los 14. En Córdoba la propuesta es hacer Saramago sinfónico con el director de la Orquesta de Elche, Leonardo Martínez Cayuelas, y el piano de Luis Fernández. La propuesta es cantar a Saramago en portugués, porque cuando musiqué sus poemas lo hice en ese idioma, por tanto me gusta más cantarlo así.

-¿Por qué surgió este disco?

-Yo creo que estaba predestinado a musicar esos poemas y hacer este disco en portugués. Descubrí con diez años a José Alfonso y a los cantautores portugueses y me enamoró la lírica y el idioma y toda la vida he cantado canciones suyas. Siempre pensé que iba a grabar un disco en portugués y que iba a ser de José Alfonso. Pero lo cambió el feliz encuentro con la poesía de Saramago, que sucedió en Lanzarote, cuando él me regaló su Poesía Completa. De ahí nació mi disco.

-Desde los años 60 es uno de los máximos representantes de la canción protesta. ¿Cree que este es un buen momento para el resurgir de este género?

-Siempre se ha hablado del resurgir de este género. Yo me retiré en el año 79 y volví en el 81 y desde entonces siempre me han preguntado lo mismo. Tanto es así que escribí un poema que se llama ¿Qué fue de los cantautores? donde cuento mi visión histórica de cuatro décadas a través de la música de un cantautor. No sé si es momento apropiado. Sé que la poesía goza de buen momento, que hay muchos jóvenes cercanos a ella y que hay formas musicales nuevas que tienen que ver con el hip hop y con el rap, donde hay verdaderos rimadores de versos. Pero el cantautor como tal, como movimiento, no existe, existen individualidades y sobre todo muchos jóvenes. Aunque no es el momento ideal porque la crisis de las casas discográficas hace que no conozcamos a muchos de ellos. Pero desde los 90 para acá, desde ese relevo que cuajó de una generación de cantautores como Ismael Serrano o Javier Álvarez, creo que no han cesado de salir muchachos que dominan bien las armonías, que componen, que escriben... Lo que pasa es que lo que supuso la canción de autor en aquellos años iba más allá de la música, era un papel político que nos tocó cumplir cuando las libertades no existían y no se podían decir las cosas. Creo que nosotros, más allá de nuestra música, acabamos siendo líderes, a veces sindicales, a veces políticos, pero de alguna manera éramos la punta de lanza de esa libertad añorada por tanta gente en este país. Cercanos a esos movimientos hay individualidades dentro de los jóvenes cantautores que asumen la canción como un arma arrojadiza para denunciar o sensibilizar a la gente. Creo que la canción sigue cumpliendo ese papel, lo que pasa es que no está tan definido como cuando yo era joven. Ese fenómeno como tal no existe pero sí hay jóvenes que aún siguen creando magia desde un papel en blanco, una guitarra y una voz.

-¿Puede haber un idilio entre la canción protesta y el movimiento del 15-M?

-En mi tiempo éramos los cantautores la punta de lanza, hoy en día lo es ese propio movimiento. Yo tengo un hijo que compone y canta. No sé si será cantautor pero sé que es un muchacho con conciencia, que ha estado durmiendo en la Puerta del Sol y que siente que con su guitarra y su voz es capaz de prestar sus canciones en una asamblea. Pero ese movimiento va más allá de los cantautores. Son gente de muchas edades y jóvenes sobre todo que ante la situación que vivimos no ven salida. Jóvenes a los que mi generación y otras han estado diciendo estos años que no se preocupaban de nada y nos sorprenden saliendo a la calle y reivindicando cosas que otra generación como la mía no ha reclamado en estos tiempos. Los músicos, más allá de la etiqueta de cantautor, están con ese movimiento. Están los raperos, los cantautores, los roqueros, gente del jazz y la música clásica... El cantautor hoy en día no es la exclusiva de la vanguardia de la lucha obrera y los movimientos sociales como fue en aquellos tiempos.

-¿Qué conserva de su postura combativa?

-Todo. Es más, creo que yo no la he dejado en los 80 y los 90, cuando no había estos movimientos. Otros compañeros de mi generación y yo hemos seguido erre que erre en nuestra trinchera particular de poesía, música y canción, alimentando lo más intimista del alma de cada ser humano y de nosotros mismos. Yo en concreto también he seguido haciendo canciones de análisis político, de denuncia... Por ejemplo, en En las fronteras del mundo, que es de los años 90, hablo de la realidad que hemos vivido y seguimos viviendo, de la emigración, del sentirse excluido en esta sociedad sabiendo que nosotros fuimos ellos en los 60 cuando nuestros padres fueron emigrantes. Ahora es la historia de otros seres humanos de otras latitudes, de otros países, que han venido a hacer lo que nosotros habíamos hecho. Gente como yo ha seguido estos años y no porque ahora haya movimientos sociales piensa que tiene que hacer canción de autor porque está de moda. Yo no sé hacer otra cosa. No se trata de que la canción de autor sea sólo la punta de lanza de los movimientos sociales, hoy día no hace falta porque tenemos más libertad que en aquella época.