'Homenaje a una vida' recorre en imágenes el universo de Hemingway
El libro, publicado por Lumen, contiene más de 300 fotografías de su álbum familiar, sus amigos y sus viajes, además de cartas, carteles, guías o pasaportes


Combativo, vitalista, amante de los toros y de las mujeres y, sobre todo, un grandísimo escritor. Así fue Ernest Hemingway, un auténtico genio cuyo legado se conserva ahora en Homenaje a una vida, un volumen con más de 300 fotografías, algunas inéditas, sobre su universo vital. Se trata de su obra definitiva, un libro íntimo y completo que profundiza en su faceta como literato pero también en su lado más humano, en sus miedos y sus fobias, en sus pasiones, en sus viajes por Europa y Africa, en sus crisis personales y matrimoniales.
Hemingway. Homenaje a una vida (Lumen) recoge más de 300 fotografías sobre su álbum familiar, sus amigos y sus viajes -algunas ven ahora la luz por primera vez-, además de documentos de la Colección Hemingway de Boston, como cartas que escribió a sus amantes, pasaportes, carteles sobre las corridas de los Sanfermines o guías que utilizó en sus viajes.
En total, 200 páginas que ilustran toda una vida, la de ese estadounidense de barba blanca, conquistador nato y narrador de cuentos inolvidables como Fiesta o El viejo y el mar, que se quitó la vida a los 61 años con una escopeta.
"Un hombre de la cabeza a los pies, cazador, pescador en mar abierto, amante de la comida y del buen vino, de palabra clara y precisa", escribe en el prólogo su nieta Mariel Hemingway, la inolvidable Tracy en Manhattan, la película de Woody Allen.
El libro invita al lector, en ocho capítulos, a sumergirse en el universo vital de Hemingway, desde su infancia hasta su muerte.
Nacido en 1899 en Oak Park, en Illinois, en el seno de una familia acomodada y conservadora, Hemingway no tuvo una infancia fácil. Su madre, Grace, le vistió hasta los tres años como a una niña, con lazos y vestidos, igual que a su hermana Marcelline. Fue uno de los episodios más desagradables de su existencia que intentó durante años olvidar sin éxito.
A los 18 años, decidió ir a Milán para combatir en la I Guerra Mundial. No era más que un niño con sed de aventura, pero la crudeza de la guerra le hizo madurar, hasta tal punto que las mutilaciones y los asesinatos que presenció en el frente se repetirían en sus relatos posteriores, como Jake Barnes, personaje de Fiesta que resulta mutilado en la guerra, o Harry Morgan en Tener o no tener. Sus personajes fueron el espejo de su alma, de sus tormentos y sus pasiones.
En La capital del mundo bucea en su amor profundo por los toros, con imágenes de entradas de corridas a las que asistió en distintas plazas españolas, de su pasión por los Sanfermines o de sus encuentros con maestros de la tauromaquia como Antonio Ordóñez o Dominguín. "El arte de los toros es un arte ligado a la muerte, y la muerte lo barre todo", escribió el Premio Nobel. Sentía una fascinación por la muerte que le obsesionaría hasta límites extremos y se convertiría en un elemento clave de su literatura. Y puede que también fuera esta atracción que sentía, lo que le llevó el 2 de julio de 1961 a pegarse un tiro en el paladar. Aventurero y luchador, Hemingway fue en definitiva una leyenda.
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