xx concurso nacional de arte flamenco 3 Entrega de premios

Gusto y estética al servicio de una historia con flamenco y ópera

Shoji Kojima/Javier Latorre. Ballet Flamenco. Baile: Shoji Kojima, Christian Lozano, Sara Calero, Javier Latorre y Hugo López. Bailaora invitada: Fuensanta La Moneta. Cante: Londro y Melchora Ortega. Guitarra: Chicuelo y Flavio Rodrigues. Violín: Carlos Caro. Percusión: Isaac Vigueras. Libreto y dirección de escena: Libreto y dirección de escena. Fecha: viernes 29 de noviembre. Lugar: Gran Teatro. Lleno.

Shoji Kojima estrenó en Córdoba el pasado viernes el espectáculo Fatum!, obra que protagonizó y dirigió, inspirada en la ópera de Verdi La forza del destino, partiendo del montaje de Ziryab Danza de Javier Latorre, todo basado en Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas, revisando conceptos que basan su razón de ser en las vicisitudes de un amor imposible por intransigencia familiar, muertes y nefastas coincidencias, dentro de la cerrada época en la que se desarrolla. La obra está adaptada para la escena por el libreto de Francisco López para su exhibición a través de la danza y el baile flamenco, sobrepasando tal vez en algunos momentos el neoclasicismo defendido en los concursos nacionales de Córdoba, como punto de referencia de los cánones que desde mediados el siglo XX han estado imperando.

El artista japonés, cautivado por la danza y el baile flamenco que un día llegaron a su país con la compañía de Pilar López, con Antonio Gades como primer bailaor/bailarín, despertó a un apasionante fervor por esta música española, quedando predispuesto para indagar e investigar sobre el flamenco y hacer de él y el baile el leit motiv por donde discurriría su verdadera vocación artística. Así, a mediados de los sesenta del siglo pasado se vino a España durante toda una década y así conoció a las más destacadas figuras del momento, trabajando en tablaos y festivales donde compartió experiencias que le fueron dotando del oficio que hoy domina. Se acercó a Farruco, Caracol, Cristina Hoyos y tantos otros que tuvo como docentes y de los que aprendió casi por mimetismo.

Shoji Kojima, como pionero paladín, ha sido un adelantado de montajes y espectáculos flamencos por aquellas latitudes asiáticas, donde no ha faltado la presencia de muchos de nuestros compatriotas más destacados en este arte, entre los que, hace no muchos años, estaría el guitarrista y compositor Chicuelo como tocaor y director musical de sus obras, ahora repitiendo ese cometido con Fatum!.

Así, juntos el coreógrafo y bailaor Javier Latorre -premios la Macarrona, Laberinto y el especial Antonio al bailaor más completo del Concurso de 1989- y Francisco López, a la sazón director da la Fundación del Teatro Villamarta de Jerez, han abordado la dramatización de esta historia, llevándola a dos distintos planos musicales junto con una compleja coreografía, para danzar y bailar alternando la banda sonora de la ópera de Verdi con algunos estilos y palos jondos del flamenco. Eso sí, con un admirable sentido de la conexión musical, para no desmerecer en ningún momento.

Brillantemente apoyados en el baile de los jóvenes solistas Christian Lozano, Hugo López y La Moneta unas veces, y otras con toda la compañía, en Fatum! se manifiesta el flamenco desde la tercera estampa con unos escogidos palos del cante que Londro y Melchora Ortega bordaron por tientos y luego tangos, con la destacada aportación del toque de las guitarras y el violín, con el subsiguiente repertorio ya por bulerías, ya por alegrías de Cádiz y en una tanda por soleá de Alcalá rematadas por bulerías de Jerez. Como también el cante y danza/baile por peteneras, prolongándose con más bulerías para seguir por tonás, martinetes y seguiriyas de cambio de Manuel Molina para acabar de partir la pana con todos sobre el escenario.

El público que abarrotó el coliseo cordobés no dejó de aplaudir derrochando entusiasmo durante todo su desarrollo. Dos horas sin descanso que, a los jartibles pudo saberle a poco, pero convendría ver cómo no agotar la resistencia de a quienes les gusta estirar las piernas o pasar por el escusado.

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