Cultura

El Gran Teatro revive el principio de la decadencia del pintor Mark Rothko en 'Rojo'

  • Juan Echanove y Ricardo Gómez presentan este sábado una obra que recrea un hecho real: el millonario encargo que el restaurante Four Seasons de Nueva York le hizo al artista y que éste rechazó

Juan Echanove y Ricardo Gómez, en una escena de 'Rojo'.

Juan Echanove y Ricardo Gómez, en una escena de 'Rojo'. / El Día

Pasaron más tiempo “charlando en el cátering” que juntos delante de las cámaras, pero su coincidencia durante años en la serie de televisión Cuéntame dio lugar a una sólida amistad entre Juan Echanove, el veterano, y Ricardo Gómez, ya no tan niño pero el pupilo ahora también. El recordatorio de los roles importa porque marca decisivamente la relación que también tienen sus respectivos personajes en Rojo, la obra que ambos presentan este sábado (20:30) en el escenario del Gran Teatro.

La obra, escrita por el estadounidense John Logan, presenta ante los espectadores a un Mark Rothko elevado ya a los altares en su condición de pope del expresionismo abstracto, pero enfilando con amargura el crepúsculo de su vida y su carrera e incapaz de asimilar que la irrupción de los jóvenes impetuosos del pop art, como Warhol o Lichtenstein, irremediablemente, implica su orillamiento.

En Rojo, este conflicto –ley de vida, sí, y del mercado también– se cuenta mediante la recreación de un hecho real, bien conocido por quien esté familiarizado con la biografía de Rothko: un encargo que el restaurante Four Seasons de Nueva York le hizo a mediados de los años 50, por el cual el célebre artista se comprometió –supuestamente: lo veremos pronto– a pintar cinco grandes murales para decorar las paredes del comedor del lujoso establecimiento. A cambio, se decía, al Olimpo particular del pintor llegaría una montaña de dinero tal, que los medios de la época corrieron a señalar que se trataba del encargo más caro desde la Capilla Sixtina.

Los medios de la época señalaron que se trataba del encargo más caro desde la Capilla Sixtina

Bien, pues Rothko no aceptó, y aquí no hay spoiler posible, “porque es como decir que el Titanic se hundió”, apunta Ricardo Gómez. El pintor devolvió el dinero, se quedó con los cuadros y estos actualmente pueden contemplarse en la Tate Modern de Londres. “Así que –cuenta el más joven del elenco– la obra consiste en averiguar las razones por las que se negó”.

“Habla de hasta dónde llega el mercado y hasta dónde llega el arte; sobre qué es la pureza, qué es la honestidad, qué es la soberbia también”, continúa Echanove, quien, debido a los problemas de salud que obligaron a Gerardo Vera a desvincularse del proyecto, no sólo protagoniza las funciones sino que también las dirige y produce.

“Pero aunque aparecen dos pintores y se habla de pintura”, tercia Gómez, “la función, igual que la pintura de Rothko, funciona por capas”. “Y el núcleo de ella –añade– tiene que ver con la vida, con preguntas que afectan a todo el mundo, como el conflicto generacional”. “Es muy importante en la obra la figura de Rothko –sintetiza Echanove–, pero de lo que se trata, sobre todo, es de mostrar dos comportamientos humanos en los que todos nos podemos reconocer”.

Señala Gómez, el Carlitos Alcántara del gran éxito de TVE durante años, que hay no pocas “contradicciones” en el texto que escribió John Logan. Y no sólo en lo que respecta a la naturaleza de sus dos únicos personajes, el artista glorificado y ya cansado y su joven y entusiasta ayudante, cada uno con sus “heridas personales” a cuestas, que se enzarzan en conversaciones a tumba abierta sobre el arte y la vida –si cupiera tal distinción–, hasta el punto – puntualiza Echanove– de que, durante el paso de la obra por Valladolid, ensayando en el hotel antes de una función para asegurarse de que el tono de sus interpretaciones estaba en su sitio, llegaron empleados preguntando con gran preocupación qué ocurría, por qué esos gritos.

Pero sobre todo, le parece a Gómez, tiene cierta “ironía” que la obra trate sobre “la mercantilización del arte y lo que ocurre cuando otros intereses meten sus fauces” en el ámbito creativo, y haya sido en cualquier caso un gran éxito comercial en Estados Unidos y varios otros países. Y que su autor lo sea también de taquillazos del cine como Gladiator, Skyfall o Alien: Covenant. “Paradojas”, dice Gómez. Que hacen “más interesante aún” lo que sobre el éxito, el mercado y el sentido último de la creación artística tiene que decir Logan, remata Echanove.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios