González-Barba novela la manía del mariscal Soult por la obra de Murillo
El libro, editado por Almuzara, retrata a una sociedad sevillana "que se afrancesó"
La obsesión del mariscal francés Soult por la obra de Bartolomé Esteban Murillo en una Sevilla que, a diferencia de otras ciudades como Gerona o Zaragoza, se entregó al francés, ha sido novelada por Andrés González-Barba, en el año que se conmemora el cuarto centenario del pintor sevillano. En El enigma Murillo (Almuzara), González-Barba retrata "esa Sevilla indolente que abrió los brazos a los franceses en 1810 y que permitió la ocupación de la ciudad sin resistencia alguna", algo que el autor considera "lamentable, teniendo en cuenta que en la ciudad había estado instalada durante un año la Junta Central".
La novela refleja igualmente "una sociedad sevillana que se afrancesó y que aspiraba a que sus hijas se casaran con algún oficial francés para progresar; no importaba que en otros lugares de España los patriotas sostuvieran una valerosa resistencia contra el enemigo", si bien la obra también habla de "un grupo de jóvenes liberales que actúan desde la clandestinidad y que aspiran a derrotar al invasor".
Del gusto de Solut por Murillo, el autor explica que cuando los invasores llegan a Sevilla "sabían perfectamente qué obras de arte se querían llevar de la ciudad, no fueron a ciegas". La excusa para el saqueo fue que José Bonaparte "quería hacer un museo en Madrid que reuniera las grandes pinturas de las distintas escuelas españolas, pero el curso de la guerra fue cambiando los acontecimientos y Soult, que tenía una mala relación con el rey, aprovechó la ocasión para consumar el expolio y llevarse a su país obras tan importantes como la Inmaculada de Los Venerables".
El autor traza "un retrato muy humano del mariscal y de otros franceses", como Sebastien Blaze de Bury, expresando sus miedos y temores ante el desarrollo de la Guerra de España. "Es una pena que para admirar muchas de las obras maestras de Murillo haya que viajar al extranjero", motivo por el que el autor es crítico con "el expolio despiadado que se cebó con el pintor sevillano y que también afectó a otros maestros como Valdés Leal". "Las pinturas de Murillo no tienen sentido fuera de su ubicación original, ya que en espacios como el Hospital de la Santa Caridad o la iglesia de Santa María la Mayor era donde adquirían su verdadero valor", según González-Barba, quien se permite fabular "con un cuadro desconocido de Murillo, una Virgen con Niño que persigue Soult".
Periodista además de novelista, Gónzález-Barba ha pretendido que El enigma Murillo sea "una obra deudora de la novela gótica más clásica", influida por la literatura de Jean Potocki, Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe y Henry James, entre otros. "La novela es también un homenaje al género del terror, que quizás en la literatura española no haya sido suficientemente tratado, aunque haya muy buenos autores que han hecho magníficas obras dentro de este género", añade
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