Fogosidad por bulerías de La Macanita
Cante: Tomasa Guerrero 'La Macanita'. Guitarra: Manuel Parrilla. Lugar: Peña Flamenca de El Carpio. Fecha: sábado 9 de enero.
Aunque la noche del pasado sábado era desapacible y fría hubo lleno en la acogedora Peña Flamenca de El Carpio para escuchar a la jerezana Tomasa Guerrero La Macanita. Siempre que se anuncia un recital de esta cantaora levanta expectación porque se pueden dar momentos de cante supremo, aunque también la sucesión de cantes a manera de trámite profesional para cumplimentar el compromiso del recital y sin mayor trascendencia. Su actuación en El Carpio quedó en tablas, siempre con un público atento y que supo estar a la altura, escuchando con conocimiento de causa cada estilo que interpretó.
El comienzo por tientos y tangos resultó correcto y con maestría, así como el desarrollo de las soleares a las que le pudo haber sacado mayor jugo, como habitualmente suele suceder. La malagueña del Mellizo fue el cante que realizó con menos enjundia, no así las seguiriyas donde alcanzó destellos de sólida expresión flamenca, tanto en la corrección de las formas en los estilos tratados como en la pulsión anímica lograda en el remate. Otros cantes realizados fueron alegrías que, junto con el resto del repertorio, dieron la imagen de una cantaora que supo mantener el equilibrio de la expresión netamente jerezana, sin destrenzar estilos, pero echándose de menos un mayor desenfado e implicación en algunos palos. La Macanita en todo momento mantuvo la seguridad de voz y fuerza que atesora, logrando una mayor implicación del público cuando entró de lleno en las bulerías.
Tanto para cerrar la primera parte del recital como en la despedida, la fogosidad de sus bulerías a pie de escenario y con las habituales pataítas de baile animaron el ambiente, mostrando la cantaora su perfil más personal y exitoso, incluyendo fandangos a modo de generoso bis. El acompañamiento de Manuel Parrilla a la guitarra sólo resultó discreto, escueto en falsetas, desenvolviéndose cómodamente en bulerías, seguiriyas y soleares, siempre ajustado al peculiar sonido que se identifica con la denominada escuela jerezana.
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