Cultura

González Viñas mezcla intriga y humor negro en su novela ‘El traje del muerto’

  • La obra, publicada por Ediciones En Huida, se presenta esta tarde (20:00) en la Librería Luque

  • En ella el autor hace una reflexión “un poco cañí” de la muerte y la existencia

Fernando González Viñas posa con su nueva novela, ‘El traje del muerto’.

Fernando González Viñas posa con su nueva novela, ‘El traje del muerto’. / Laura Martín

Un funeral, un clan femenino y un traje que asigna al que lo lleva una responsabilidad inusitada. De estas ideas parte Fernando González Viñas para construir su nueva novela, El traje del muerto (Ediciones En Huida), un libro de ficción pero que también guarda vivencias personales. El escritor, que presentará la obra esta tarde (20:00) en la Librería Luque, mezcla intriga y humor negro para contar una historia que surge de una experiencia propia.

El autor vive a camino entre Japón y Córdoba y fue en la tierra del sol naciente donde asistió a un funeral budista en el que fue el encargado de llevar la caja con los huesos de la persona que había fallecido. Además, en dichas exequias “como yo no tenía traje, la hija del muerto me dijo que me pusiera uno suyo”. El surrealismo de la situación lo llevó a ficcionarla.

Esto se une a otra circunstancia real: la cuñada del fallecido tiene un huerto en Tokio donde planta tomates y edamame. “¿Cuál es el abono de estos tomates tan estupendos?”, pensó González Viñas cuando descubrió este pequeño oasis en una ciudad de más de 15 millones de habitantes. De ahí ha salido una historia de ficción y misterio sobre “qué ocurre con aquel huerto y esa señora que lo cuida”.

El libro parte de una situación real: un funeral budista al que asistió el escritor

El autor ha prestado al protagonista de la novela su vivencia en el funeral budista, pero también el recuerdo de todos los entierros a los que ha asistido, en este caso de pueblo español, de forma que el lector podrá ver el contraste que hay entre ambas culturas.

Todo ello contado en primera persona porque la narración es a tres niveles. Por una parte, el protagonista cuenta “el entierro budista al que está asistiendo y en el que lleva el traje y los huesos del muerto; por otra lo que le ha llevado a esa situación y lo que él sospecha; y por último rememora otros funerales a los que ha asistido”.

A esto hay que sumar una trama femenina orquestada en la que esas mujeres, como son la tía del muerto y la pareja del protagonista, Murasaki, “parece que están en un segundo plano pero en realidad mueven los hilos de la intriga familiar”. Mientras, “los hombres son mera decoración y están ahí para llevar el traje y, si no saben hacerlo con decoro, más vale que tengan cuidado...”, señala el escritor.

En el fondo de esta novela González Viñas hace “una reflexión sobre la muerte, los huesos, los paleontólogos y las aceitunas toreras; por lo que es una reflexión un poco cañí de la existencia”.

El protagonista de El traje del muerto llega a esta historia porque ha conocido a una joven de ultramar con la que se acaba yendo “y se ve inmerso en un mundo al que llega de forma inocente, pero se va dando cuenta de que hay una intriga que no descarta que sea criminal”.

Así, “se sorprende pero a la vez va asumiéndolo y no opone resistencia a que lo arrastren a su trama”. De entre las mujeres de la familia González Viñas destaca a Tita M, que “es frágil y pequeñita pero tiene un poder que el protagonista no sospechaba”.

En este sentido, el libro también refleja “cómo nos vemos arrastrados a circunstancias que pueden ser las peores moralmente, pero acabas sintiéndote a gusto en ellas”. “Es una forma de contar que a veces en esta vida nos vamos haciendo el tonto para poder seguir levantándonos por la mañana”, añade.

La ubicación exacta de la historia no se conoce (solo que es ultramar), y tampoco los nombres de los personajes, que aparecen con iniciales salvando a Murasaki. Es decir, el autor solo da a entender que se trata de “otro mundo” sin especificar el lugar, “aunque cualquiera lo puede saber por los detalles y la descripción de la sociedad, y más si conoce al autor”, bromea.

En la obra "los hombres están para llevar el traje, y más vale que lo hagan con decoro"

González Viñas explica que toda la trama se cuenta desde la novela negra azconiana. De hecho, el título está en la estela de la novela Nene, los muertos no se tocan (que en 2011 José Luis García Sánchez llevó al cine). Así, El traje del muerto está contado “desde un punto de vista de humor negro, que es muy tradicional no solo en el cine español sino también en la literatura”.

Dentro del recuerdo de los diferentes entierros que aparecen en el libro, González Viñas ha incluido algunos familiares como el de su tío Ruperto (que ya fue protagonista de su novela gráfica El último yeyé) o incluso el de sus propios padres, a los que dedica esta obra.

También rememora otros de los que no ha sido testigo directo pero ha visto por televisión, como el del ayatolá Jomeini, “que fue una locura; tuvieron que sacar el féretro en helicóptero porque la gente se echaba encima”. Todas esas experiencias “se las he regalado al protagonista”, indica.

El escritor manifiesta que, de alguna manera, esta novela sigue la estela de Esperando a Gagarin (otro de sus libros) porque cuenta dos mundos, con muertos familiares y un punto de humor. Sin embargo, esta historia es de ficción mientras que la de Gagarin es real.

El próximo proyecto de González Viñas será otra novela gráfica que llega tras el éxito de El ángel dadá (realizada con el dibujante José Lázaro). En esta ocasión, estará dedicada a otra mujer, Mary Wigman, la creadora de la danza expresionista, y de la parte gráfica se encargará la dibujante cordobesa Ana Morales.

Aparte, también publicará las traducciones de Estigma de Emmy Hennings y las memorias del jurista alemán Carl Schmitt.

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