El Parecido | Crítica

Éxito... ¿a cualquier precio?

Una de las escenas de 'El parecido'.

Una de las escenas de 'El parecido'. / Juan Ayala

En la noche del pasado sábado se estrenó en Córdoba la obra teatral El parecido, de Máximo Ortega, producción que se agradece hoy día, si la comedia y el divertimento son los protagonistas de la escena.

Cuenta la relación desde adolescentes de Germán y Ricky Moretti, la fama, el éxito, el tobogán de la vida, la obsesión por querer imitar a otro para conseguir el reconocimiento de los demás y la lucha por sobrevivir. Ricky Moretti, que ha sido un archiconocido artista internacional durante veinte años, desaparece de golpe. Germán, que ha trabajado como su doble oficial, no ha perdido la ilusión por actuar y, aprovechando su parecido, continúa ofreciendo su espectáculo por los pueblos donde aún recuerdan al famoso artista. Una situación imprevista le hará enfrentarse a una duda vital.

Máximo Ortega ha creado un texto ingenioso que recoge algunas situaciones humanas frecuentes, como la admiración hacia un famoso o la lucha por subsistir. Lo presenta en un tono de humor agradable, con una dirección de escena muy definida en las características de los personajes y muy clara en el mensaje que nos quiere transmitir.

Muy equilibrado el reparto de la obra, sobre el que recae todo el peso del espectáculo, avalado por la experiencia y el buen hacer de todo el elenco. Auxi Jiménez, formidable comicidad como alcaldesa (Fina) y resolviendo con seguridad como representante artística (Lupe). Federico Vergne sólido y, por momentos espléndido en el papel de Leo. Rafa de Vera consigue trasladar de manera genial al espectador todos los avatares que sufre el personaje más complicado (Germán). Esteban Jiménez interpreta a un técnico del ayuntamiento de forma brillante (Kili) y un sirviente consistente (Braulio). Y, por último, Belén Benítez realiza un trabajo magnífico con la limpiadora (Críspula) y acertado haciendo de Cati.

Interesante propuesta que nos plantea algo tan actual como la renuncia a nuestra identidad con el fin de conseguir llegar a ser la persona de enfrente, y hasta qué punto merece la pena.

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