España lejos de España
Un nuevo libro sobre el cine español de la Transición coincide con un ciclo en el Anthology Film Archives de Nueva York
Gracias a Twitter, nuestro nuevo amigo y confidente, descubrimos el ciclo que la prestigiosa Anthology Film Archives de Nueva York que fundara Jonas Mekas ha dedicado recientemente al cine español de la Transición, Spanish cinema of the early post-Franco era (1975-1983), en el que podrán verse algunos títulos esenciales y sobradamente conocidos de aquel periodo como El Sur, de Víctor Erice, El desencanto, de Jaime Chávarri, Arrebato, de Iván Zulueta, El diputado y El pico, de Eloy de la Iglesia, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y Laberinto de pasiones, de Pedro Almodóvar, junto a otros no tan difundidos o apreciados como El anacoreta, de Juan Esterlich, Ocaña, retrato intermitente, de Ventura Pons, y Manuela, de Gonzalo García Pelayo, cineasta al que algún día habrá que reivindicar en su justa importancia como una de las rarezas más gozosas, irregulares, iconoclastas y libres del cine español de aquellos y otros tiempos.
Comisariado por Gerard Dapena, este pequeño ciclo (necesariamente incompleto: el público neoyorquino ya conoce y valora a Pere Portabella, Paulino Viota o Basilio Patino mejor incluso que nosotros mismos) viene a recordarnos las circunstancias sociales, políticas y culturales de un país en proceso de transformación que precisamente dio sus mejores y más valientes frutos creativos cuando más inestable y confusa era su situación, aviso para navegantes de estas procelosas aguas de la cultura oficial que se abren hoy ante los recortes y las restricciones que sólo pueden afectar a la creación ya previamente institucionalizada en sus formas y modelos.
Y es que buena parte de aquellos títulos y buena parte de su vigor, su aire de época o su radicalidad lingüística nacieron de una urgencia, una necesidad de libertad y unas circunstancias precarias que nada tienen que ver con ese cine de calidad que sólo quiere hacer industria, un cine adocenado y encorsetado en modelos viables que dicta su propia sentencia de muerte desde sus estructuras de producto que quiere contentar a todos y no molestar a nadie.
Resulta muy oportuno para refrescar la memoria y poner un poco de orden a aquel tiempo el libro que también acaba de editarse, El cine y la transición política en España (1975-1982), una publicación coordinada por Manuel Palacio nacida de dos seminarios celebrados en la Universidad Carlos III de Madrid que pone en pie la circunstancias, el contexto, las figuras, vías creativas y derivas de un cine nacido de la necesidad de emanciparse de un pasado oscuro, de coger aire del exterior para respirar en casa y de la voluntad de retratar o fabular esa realidad escondida o silenciada por el régimen franquista.
Un libro colectivo y multidisciplinar que asume nuevos y variados enfoques, de la historiografía clásica (con el texto seminal de Julio Pérez Perucha y Vicente Ponce publicado en 1985: Algunas instrucciones para evitar naufragios metodológicos y rastrear la transición democrática en el cine español) a los hoy inevitables Estudios Culturales (y su preocupación por la "afectividad, la sexualidad y la etnicidad" en algunos títulos emblemáticos), con el fin de recorrer las Escrituras (Portabella y su cine de "modificación política", Almodóvar en el seno de la "cultura progre y la movida madrileña", El desencanto entre la "memoria histórica y el psicoanálisis" o una nueva interpretación de Arrebato a la luz de los estudios de género y el estrellato), las Representaciones (la comedia sentimental, el cine erótico clasificado S, el cine femenino y feminista de Pilar Miró, Cecilia Bartolomé o Josefina Molina) y las Memorias (la figura de Franco, la Guerra Civil como tema recurrente, la reapropiación del archivo histórico en nuevas plataformas como Youtube) de un cine de transición y en transición, de una "breve pero apasionante Edad de oro del cine español".
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