Escritores cordobeses piden el Cervantes para García Baena
letras Reconocimiento a una trayectoria
Seis poetas de distintas generaciones consultados por 'el Día' destacan la trascendencia de la obra del reciente ganador del premio García Lorca y reivindican para él el trofeo mayor de las letras hispanas
En el palmarés de todo gran premio literario siempre hay, junto a poderosas presencias, ausencias notables. En el del Cervantes, uno de los nombres que se echan en falta es el de Pablo García Baena. El reconocimiento a la relevancia de la obra del cordobés es muy mayoritario y, en los últimos años, premios como el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Federico García Lorca han supuesto nuevos estímulos para la revisión y el disfrute de su poesía. Queda lejos ya ese 1984 en que el cordobés logró el Príncipe de Asturias de las Letras, que de alguna forma supuso la coronación del proceso de recuperación del grupo Cántico (e, individualmente, de sus integrantes) que se había producido en los años anteriores. Desde entonces no se puede decir que su producción haya sido extensa (ni tampoco antes) pero ha dado algunos de sus títulos principales, sobre todo Fieles guirnaldas fugitivas y Los Campos Elíseos. Le falta el Cervantes para completar una trayectoria admirable. Y al Cervantes le falta García Baena. Así lo reconocen diversos escritores cordobeses consultados por el Día. En este caso, en torno al autor de Junio se produce algo que raras veces se ve en el mundo literario: la unanimidad.
García Baena, según José Luis Rey, "merece el Cervantes no ahora, sino desde hace mucho tiempo". Es, afirma, "un poeta esencial de la segunda mitad del siglo XX en España, que renovó la poesía y resistió con una voz plenamente estética en el desolado panorama de la poesía social. Su herencia llegó a la gran generación de los novísimos, de los cuales es maestro reconocido". Así se ha puesto de manifiesto de nuevo en la reciente edición del festival Cosmopoética, que reunió en Córdoba a autores como Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Luis Antonio de Villena y otros en los que se aprecia, en distinto grado, la influencia del cordobés. García Baena fue un participante activo en el encuentro, en algunos de cuyos actos también se le vio entre el público.
Pablo García Casado considera "indudable" que García Baena "reúne todos los merecimientos para el premio Cervantes. Su trayectoria literaria bastaría para confirmar esa candidatura, pero además García Baena es puente entre generaciones, y referente moral para quienes han llegado después". Por su parte, el escritor y editor Javier Fernández recuerda que hace unos años tuvo "el placer de editar en Plurabelle el extenso volumen de homenaje a Pablo Casi un centenario" y gracias a ello descubrió "a un autor sólido, consciente y muy interesante, con un gran conocimiento del medio poético y dotado de un lenguaje delicado y rico y de una imaginería propia, hermosa y sensual, características todas ellas que lo distinguen del grueso de poetas actuales".
"Sería lógico y justo otorgárselo", indica José Daniel García, "incluso habérselo entregado diez años antes". El autor de Coma no entiende "la tendencia a no dar ciertos premios de relevancia internacional hasta que el autor se encuentra en una edad avanzada. Pareciera que pesa más la longevidad del poeta que su poesía", en este caso "siempre joven y predispuesta al descubrimiento". Y Juana Castro subraya que después de ganar el Reina Sofía "es el trayecto justo (justo de justicia) para un autor que es clásico desde sus inicios, con toda naturalidad". Lo merece "porque crea armonía y belleza, sus versos son como el álgebra y la geometría, cada palabra tiene su lugar, no falta nada y no sobra nada, sabe trasmitirnos la música y el escalofrío, pero siempre desde la contención, el misterio y la serenidad. Y, encima, su obra se sostiene sobre una coherencia moral que es la de su persona".
"Este tipo de premios", explica Elena Medel, "se conceden con un valor añadido, con cierto simbolismo de más, y yo lo entendería como un reconocimiento no solo a la poesía de Pablo, a un autor puro y esencial, fiel a sí mismo durante décadas, insobornable, que escribe lento porque sabe que el poema debe no solo estallar sino también, sobre todo, madurar; lo entendería, digo, como un aplauso a Pablo, pero también a lo que Cántico significó, a su legado literario (en tema, en estilo), pero también al riesgo de su propuesta, a lo que Cántico aportó a los escritores y al panorama de su tiempo". La escritora echa en falta "una mayor presencia de los poetas de su generación en este tipo de galardones oficiales, que, seamos sinceros, amplifican su eco entre los lectores, así que qué mejor que el más personal de ellos, Pablo, para recibirlo".
Afecto personal, reconocimiento creativo. Además de un amigo y una grata presencia continua en las calles de la ciudad, para estos autores, más allá de afinidades estéticas, García Baena es una referencia por su manera de entender, afrontar, respetar la poesía. José Daniel García destaca "su uso musical del vocabulario, concretamente la sonoridad de la adjetivación, y, sobre todo, la meticulosidad de su quehacer literario: poemas perfectamente elaborados y pulidos de acuerdo con la reivindicación estética y formal del grupo Cántico". El reciente ganador del premio García Lorca ha aportado a la poesía española "una sublimación de lo cotidiano mediante la reelaboración de lo sencillo y la revisión, desideologizada, de las costumbres, para fundar una isla de belleza y libertad en un territorio arrasado y bajo un clima asfixiante".
"Como lector", asevera Pablo García Casado, "he aprendido mucho, desde la distancia estética, que es como más se aprende, teniendo en cuenta que los poemas de los primeros 80 fueron quizá premonitorios de una poesía que tardaría en llegar a España algunos años". En cuanto a su relación con Córdoba, continúa, "yo siempre recuerdo el poema Birds in the Night de Cernuda, de cómo alguien que prácticamente se tuvo que exiliar de su ciudad regresa ahora con los parabienes de quienes lo expulsaron. Un exilio dorado, dicho por el propio Pablo, a Málaga, a esa loca Málaga de los 70, mientras aquí quedaba, en un exilio interior, Juan Bernier".
A José Luis Rey, el autor de Fieles guirnaldas fugitivas le ha enseñado "dos cosas: la fidelidad a uno mismo y a su estética y la resistencia de los mejores en un país no propenso a reconocerlos". Por todo ello, cree "que García Baena es el más óptimo candidato a recibir el Cervantes. En todo caso, él no ganaría el Cervantes; el honor sería para el Cervantes ganarlo a él".
Elena Medel también es tajante: "Pablo es un poeta fundamental entre mis lecturas. Se inscribe en la tradición hispánica que más me interesa, la que se inventa Góngora y hereda el 27, y en ella Pablo tiene el papel fundamental de recoger y transmitir a los novísimos y a jóvenes maestros posteriores como Juan Antonio González Iglesias, Antonio Lucas, José Luis Rey o Juan Andrés García Román. La poesía que me interesa es la poesía que Pablo escribe: aquella que lucha con el mundo y aquella que lucha con el lenguaje. No sé si esa posición de outsider entre grupos tan potentes como el del 27 y el del 70 ha perjudicado a Pablo; a la recepción de su obra, claro, desde luego no a él, que se dedica a escribir porque escribir es lo que importa. Para mí es un ejemplo su poesía pero también es un ejemplo su actitud atenta, generosa, crítica con su obra, y sobre todo siempre sorprendente. Se dice que Pablo es el más joven de nuestros poetas y es verdad: la modernidad de Los Campos Elíseos ha salido de alguien que ha digerido muy sanamente a sus maestros, y que tiene un talento brutal para transitar, pleno y decidido, altísimo, por los caminos que ellos insinuaron".
Javier Fernández observa que "Pablo y su generación mantuvieron la llama de la poesía en España entre la generación del 36 y los novísimos, enriqueciéndola con temáticas e imágenes transgresoras, que conviven en sus poéticas con los lugares establecidos; así, por ejemplo, lo popular y lo elitista, o la celebración de los ritos comunes junto con la desviación de la norma, y en este sentido apuntan a cuestiones más propias de la poesía actual, con un trabajo lingüístico sobresaliente".
Y Juana Castro cree que "no hay en la poesía española otro poeta actual con el mismo rigor lingüístico, con su lucidez ni su precisión, ni que reúna clasicismo con modernidad. Ni, por supuesto, con su longevidad creativa". A los autores jóvenes "les ha legado la luminosidad del Sur, la fragancia de lo sensual y lo sensorial, la vuelta a la materia prima de la poesía, que es el lenguaje, su constante recreación". Con Cervantes o sin él, lo que a García Baena nunca le faltará es el premio de saberse querido y reconocido por los poetas que en Córdoba han recogido su testigo.
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