S.L. Sus Labores | Crítica de teatro

Empatía doméstica

Raúl Tirado, autor y también ejecutor de la obra.

Raúl Tirado, autor y también ejecutor de la obra. / Miguel Ángel Salas

La delgada cuerda y alfileres colgados se proyectan sobre el fondo sombrío. Una silueta se desplaza por las tablas organizando sus cosas mientras el público se acomoda, revisa el móvil y parlotea ajeno a lo que ocurre en escena. Achaquémoslo a la habitual costumbre de no prestar atención hasta recibir la señal de sala.

Sin embargo, este acto de “invisibilidad” adquiere un significado distinto cuando la luz inunda la escena y la sala guarda silencio. Sentado en una silla de playa, de esas que, aunque cada vez menos, todavía se usan en los pueblos para reunirse en las puertas de las casas cuando en noches de verano el calor aprieta, un intérprete se desprende de sus ropas para enfundarse en otras diferentes y más complejas de llevar. Para él llegó el momento de entregarse a Sus Labores.

Raúl Tirado, autor y también ejecutor de este canto a la mujer rural. O quizás ni tan canto ni tan rural, muestra un mundo conocido por todos desde fuera pero vivido en otra dimensión por ellas. Y hablamos de ellas porque historia y estadística lo certifican. El infravalorado trabajo del hogar, por norma siempre asignado al género femenino, cobra vida en la escena. En algo más de una hora este actor se transmuta para convertirse en la voz y alma de muchas que dedicaron sus vidas al servicio y cuidado de otros, relegando sus deseos en beneficio de hijos, hijas, esposos y mayores, mientras ven el tiempo pasar y con este los avances en igualdad y derechos que por desgracia llegan tarde.

Raúl Tirado, en un momento de la obra en la Sala Orive de Córdoba. Raúl Tirado, en un momento de la obra en la Sala Orive de Córdoba.

Raúl Tirado, en un momento de la obra en la Sala Orive de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

David Bueno, director de la obra, acompaña a Tirado en esta difícil inmersión que supone meterse en la piel de estas mujeres enfocando el trabajo con empatía y sinceridad. Hacerlo de otra forma sería desvirtuar y ofrecer una máscara falsa de la realidad. Bajo esa fiel premisa de mostrar lo que hay, cuerpo y voz de hombre adquieren una naturaleza distinta a los ojos del espectador que entra en el juego propuesto. A ello, contribuye también el buen trabajo de iluminación diseñado por Víctor Blázquez generando la atmósfera precisa en cada cuadro que desarrolla el monólogo. En definitiva, una pieza magnífica que nos hace transitar por emociones y que el público disfrutó a lo grande.

Después de ver Sus Labores hay un término que no deja de resonar en mi cabeza y está tan de moda utilizar: resiliencia. Hoy en día nos enseñan a ser resilientes, a saber afrontar adversidades y salir a flote. Aquellas personas que lo usan, bien por obtener crecimiento personal o por estar a la última en vocabulario, les pido que recuerden quién se ocupó de criarles, asearles, lavar sus ropas, ordenar sus dormitorios, cocinar, cuidarles cuando enfermaban y dar consuelo cuando estaban tristes. Todo ello, en la inmensa mayoría de los casos, sin contrato ni salario alguno. Pregunten a ellas si conocen el significado de la palabrita.

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