Elegante y sentido cante que no disfrutamos
'A mi tempo'. Cante: Marina Heredia. Toque: El Bolita, Diego del Morao y Paco Cortés. Palmas y coros: Los Mellis. Fecha: domingo 23 de junio. Lugar: Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral. Lleno.
Relamiéndonos del primer plato de la pitanza de esta noche en blanco, nos fuimos a por el segundo del menú elegido al recuperado para esta edición Patio de los Naranjos, que ya estaba a rebosar de personal pero que, adoleciendo el lugar de megafonía suficiente, como siempre, no compensó a todos los que llegaron hasta allí: sólo a quienes se hicieron un sitio en la cuarta parte de patio donde se sitúa el escenario. El resto se entretenía charlando como si aquello fuera una verbena.
Y a fe que, teniendo ganas de atender la oferta que traían a Córdoba la cantaora Marina Heredia y los suyos, nuestro gozo en un pozo. Sin tan siquiera recibir información por parte de su oficina de representación o alguien de la organización antes de comenzar, aun portando tan ufanos nuestra credencial. De manera que, poniendo más paciencia que satisfacción por ver si aquello mejoraba, no conseguiríamos ni ver sobre la escena a la albaicinera, a la que valoramos de antemano, sabedores de que encontraríamos un contrapunto oportuno en el cante que nos ampliara la gama de sabores que ya llevábamos degustados a esa hora.
A mi tempo es el nuevo trabajo discográfico que viene presentando, y que incluye cantes que ella considera pilares del flamenco, a partir de figuras como Camarón, Morente, Chano Lobato, Corruco de Algeciras y Bambino, a los que homenajea. Y si de algo, y es mucho, podemos presumir los que a la hora de una elección musical nos decantamos por el cante, no es razón menor hacerlo por la ventaja de conocer que, aun en el caso de un mismo repertorio de palos flamencos, siempre nos veremos sorprendidos gratamente por el vademécum que cada interprete puede ofrecer de las exposiciones artísticas de cada uno de ellos, y además con la posibilidad de que tenga matices que lo diferencien sensiblemente del anterior.
Y allí, supongo que para reafirmarlo, Marina Heredia, para agrado de la gente que la esperó y estuvo cerca, puso en valor el cante por milongas y cuplés, por fandangos y bulería por soleá, que fue todo lo que resistimos en el recinto, vencidos por la frustración.
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