Ecléptica danza española y baile flamenco

ZAGUÁN Y ALENTO

Baile: Esther Jurado, Mercedes Ruiz, La Lupi y Marco Flores. Toque: Enrique y Jonathan Bermúdez, y Diego Losada. Cante: Saray Muñoz y Sebastián Cruz. Dirección: Antonio Najarro. Música: Jesús Torres y Fernando Egozcue. Fecha: sábado 20 de febrero. Lugar: Gran Teatro. Lleno.

Con favorable repercusión mediática, en general, se estrenó el espectáculo Zaguán y Alento con dos obras diferenciadas para el baile y la danza, flamenco y clásico español, el pasado junio en Madrid. Representación del Ballet Nacional de España -que después de ocho años volvió al coliseo cordobés- colorista y lucida con la dirección de Antonio Najarro, afanado incorporando giros mirando a composiciones contemporáneas como coreógrafo gracias a su amplia formación de baile, principalmente dancística, a pesar de su juventud. Najarro ha montado ambas escenificaciones en dos partes, recogiendo y apoyándose en la larga trayectoria artística del primer ballet nacional y de otros invitados, a cargo de un cuerpo de baile de jóvenes, aportando conocimientos y arte, para conseguir agradar a un público con ganas y deseos de no escatimar aplausos desde el principio -aunque algunos aficionados flamencos mostraran cierto reparo fuera de la sala a que las dos propuestas viniesen en el mismo lote-.

Baile flamenco estilístico y ajustado a los cánones, y también proyectando la larga y genial sombra de la maestra y señora del baile Blanca del Rey, retirada de los carteles hace más de tres años -que no de las tablas del Corral de la Morería, su local flamenco, en Madrid-, que prestó generosamente su colaboración en aquella ocasión del estreno madrileño. Después, sin pretender ser protagonista, colaboró con su docencia más allá del puntual momento para que otras bailaoras (como hizo Esther Jurado la noche del sábado) diesen de nuevo vida a su siempre inmarchitable Soleá del mantón, emblemática tarjeta de presentación de la cordobesa en cuantos escenarios del orbe ha pisado, mostrando que las variadas proyecciones de tan fantástica imagen-postal del baile con tan exótica y elegante prenda femenina, como los vinos de solera, con el tiempo gana y resulta más garrida.

Asimismo, en la primera parte protagonizaron Zaguán los bailaores flamencos Mercedes Ruiz (premiada con el Antonio Gades del Concurso Nacional de Córdoba en 2001), Marco Flores (triunfador en el Concurso de 2007 con los Premios Carmen Amaya, Antonio Gades y Mario Maya) y Susana La Lupi (de reconocido prestigio internacional), denotando los tres que el brillante currículo que les adorna no es gratuito ni fruto de la casualidad, sino el resultado de una inquietud creativa y vocacional con el baile y la coreografía, plasmando en escena las diferentes estéticas personales de cuantos palos acometieron. Así, quedó de manifiesto en el imaginado tabanco que los acogía el genio gaditano de Marco Flores por seguiriya y guajira, la temperamental malagueña La Lupi en milonga y tangos, y la flexible y armónica figura de la jerezana Mercedes Ruiz con sus cantiñas, como todos juntos en el fin de fiesta. Afortunados ellos por saber exponer su oficio y calidad artística, con clara tendencia al alza ante el cualificado cante y toque que les demandaba.

Y en esa hermosa línea estética y de ricos efectos especiales e iluminación, tampoco desmerecieron en la segunda parte las jóvenes figuras del baile que identifican al Ballet Nacional prosiguiendo con Alento (ánimo o aliento, en portugués), un vivo reflejo del estilo actualizado de Najarro, su creador, así como una muestra del concepto ecléptico cosmopolita personal de la danza clásica española que sostiene, con las actuales influencias acumuladas en su bagaje coreográfico y estilístico. La pieza se apoya en la composición musical del guitarrista y compañero de viaje Fernando Egozcue, creador de una partitura rítmica llena de sensibilidad, que interpretó la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid y el propio autor, registrada en off para la ocasión.