Domesticando la economía

Una escena de 'Subprime', el viernes, en el Gran Teatro.
Una escena de 'Subprime', el viernes, en el Gran Teatro.
Máximo Ortega Capitán

14 de abril 2013 - 05:00

Autor: Fernando Ramírez Baeza. Dirección: Ricardo Campelo. Reparto: Pep Munné, Chete Lera, Federico Aguado, Daniel Huarte, Aitor Gaviria, Aure Sánchez, Antonio Salazar y Jorge Lora. Fecha: viernes 12 de abril. Lugar: Gran Teatro. 1/2 entrada.

Después de un mes de marzo pasado por agua, el tiempo primaveral parece haberse instalado por completo, empujando a la gente para salir a la calle. Sin embargo, el Gran Teatro por desgracia no se ha visto contagiado por el ánimo y registró una discreta media entrada para ver Subprime, obra de Fernando Ramírez Baeza.

El autor malagueño, quien obtuvo en 2009 el premio Arniches por esta obra, rasga literalmente el velo que cubre la maquinaria política y financiera, abriendo el telón para descubrir quién o más bien qué es lo que somete nuestra voluntad en el mundo actual.

La posible publicación de un vídeo captado por las cámaras de una gasolinera donde se ve al presidente del gobierno con su esposa en actitud comprometedora es el detonante al servicio de los intereses de quienes manejan los hilos. Altos ejecutivos, banqueros, abogados, políticos, hackers, fuerzas de seguridad, periodistas y la opinión pública son las piezas de este tablero de ajedrez donde el mejor jugador es quien sabe anticiparse al siguiente movimiento y el menor síntoma de debilidad puede dejarte fuera del mismo. Mientras los poderosos permanecen entretenidos realizando lo que mejor saben hacer, no son capaces de descubrir al verdadero adversario que les ha mantenido en jaque y los conduce al definitivo mate.

Plasmar sobre un escenario una historia como la que presenta Subprime ha debido de ser un reto impresionante, pues un thriller no es precisamente el género que se representa al uso en teatro. Para ello, la producción trabaja con una precisión exquisita, dejando atado cualquier detalle por mínimo que sea. Toda la ambientación, escenografía, espacio sonoro e iluminación sobrecogen al espectador, reteniendo a este en una atmósfera pesada que lo aprisiona y lo mantiene en tensión. El trabajo de vídeo es impecable por su sincronía y realismo. De nada serviría este envoltorio sin el reparto que lo hace vivo. El equipo de actores realiza un esfuerzo digno de elogio. Bajo el ritmo frenético que adquiere la obra evolucionan con naturalidad y demuestran la gran compenetración que tienen entre ellos. También hay que destacar la interpretación de Pep Munné, pieza fundamental del buen engranaje de esta obra, que protagoniza momentos brillantes. El público supo reconocer el despliegue de medios técnicos y humanos con un generoso y prolongado aplauso.

Como anécdota singular e irrepetible, al finalizar la representación también fuimos obsequiados con la inesperada petición de mano que realizó el actor Daniel Huarte a su prometida sobre el escenario, con pose de rodilla y anillo incluido. A la pareja le deseamos una larga, feliz y próspera vida en común. ¿Quién dijo que el teatro no era riesgo?

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