Delibes considera que después de diez años 'El hereje' sigue siendo "sobresaliente"
Destino prepara una edición conmemorativa de la novela histórica, que supuso un auge del género en España y que cerró el ciclo creativo del escritor vallisoletano, que está a punto de cumplir 88 años


El copioso caudal de relatos ambientados e inspirados en otras épocas que han experimentado las letras españolas durante los últimos años no ha supuesto una excesiva sorpresa para el académico Miguel Delibes, ya que "en rigor, todas las novelas responden a un tiempo de nuestra historia". "No concibo una novela no histórica, aunque lo más frecuente es que sean contemporáneas del narrador", reflexionó en una entrevista el escritor Miguel Delibes, que hace diez años selló su obra con la publicación de El hereje (1998) y que en cierto modo supuso el arranque de un subgénero abundante y de éxito.
De esa modalidad narrativa "podríamos decir como de las perdices: los últimos años la novela histórica ha criado bien", añadió el escritor vallisoletano, que la próxima semana cumplirá 88 años y que en los próximos días será testigo de la salida al mercado de una edición conmemorativa de El hereje (Destino) y dos nuevos tomos de sus obras completas.
Absolutamente convencido de que no volverá a empuñar la pluma con fines literarios: "no hay esperanza" puesto que "el escritor se acabó hace diez años en el quirófano", considera que la ética debe presidir cualquier tipo de relato y advierte de que la política "generalmente estorba" en las letras.
"A mi entender, como en la vida, en la novela debe regir y aplicarse una moral" y la política "vale como tema parcial siempre que el novelista sea un narrador y no un propagandista", precisó el autor de Las ratas, que en 1998 sorprendió con una novela larga y compleja en su gestación: El hereje.
Supuso su regreso a la gran novela después de Madera de héroe (1987) y su estreno con el subgénero histórico después de cincuenta años de compromiso con las letras, al mismo tiempo que daba por cerrada su obra si se exceptúan las conversaciones con su hijo primogénito, el biólogo Miguel Delibes de Castro, en La tierra herida (2005).
"Los caminos de la novela son infinitos y de vez en cuando hay que echar un pulso a los deseos", manifestó respecto a la gestación de un libro que al cabo de una década ha observado con satisfacción que "sigue siendo sobresaliente".
Cerca de tres años invirtió en la elaboración del que ha sido el único relato de ficción donde Miguel Delibes ha aludido de forma expresa y literal a Valladolid, la ciudad donde nació el 17 de octubre de 1920, donde ha residido siempre y el lugar donde ha germinado su obra junto a su refugio de Sedano, una localidad a 45 kilómetros de Burgos.
"Una llamada, que no sé bien de dónde procede pero que vale para escribir un libro" es todo lo que ha necesitado siempre el académico a la hora de enfrentarse al blanco de las cuartillas para materializar sus creaciones, que "creo que salen de la cabeza" y en cuyo contenido también se refleja a sí mismo.
"Seguro que mucho, muchísimo. Yo suelo decir que si en una obra completa no cabe un hombre entero, no hay tal", agregó antes de admitir que en sus relatos siempre se han filtrado asuntos personales, "de los míos y de los ajenos".
A sus casi 88 años y con el bagaje de una obra forjada durante más de medio siglo, caracterizada por el humanismo y la defensa de la naturaleza, no acaba de estar convencido de que la sociedad se haya dado cuenta de sus desmanes contra el propio hombre.
"Me gustaría estar seguro de que el progreso moral de la sociedad avanza, pero no terminamos de dejar atrás nuestros pecados de siempre. Con todo, no cabe otra que conservar la esperanza", manifestó a este respecto un escritor que no lo hubiera sido si en 1948 no hubiera ganado el Premio Nadal.
"Casi con seguridad, no. Pero tenía confianza en aquellos hombres del jurado. Con el Nadal, los premios dejaron de ser para gente conocida. De esa revolución se ha hablado poco", concluyó.
También te puede interesar
Lo último