David Lynch, de maestro del cine a gurú de la meditación

El director, que estrenó su último filme en 2006, ofrece una conferencia en Madrid sobre una técnica de relajación oriental

David Lynch, ayer, en el Museo Reina Sofía.
Magdalena Tsanis (Efe) Madrid

16 de octubre 2013 - 05:00

¿Ha perdido definitivamente el cine a David Lynch? La pregunta, una de las que flotaba ayer en la rueda de prensa que dio en Madrid el inquietante y trasgresor director de Carretera Perdida, se quedó sin respuesta, aunque a tenor de lo oído, la meditación trascendental copa ahora su agenda. "He escrito algo, y estoy contento con el trabajo", aseguró el genio de Montana, "pero siempre surge la necesidad de hacerlo mejor". "No sé qué será lo siguiente que haga, pero las ideas fluyen", señaló.

Su último largometraje, Inland Empire, un ejercicio cercano a la escritura automática surrealista, se estrenó en 2006 y supuso su divorcio definitivo con la industria, al tiempo que recibió las críticas más extremas que la tachaban, o bien de obra maestra, o bien de estupidez suprema.

En los últimos años la creatividad del autor de Twin Peaks se ha volcado más en la música -el pasado mes de mayo publicó su segundo álbum de pop electrónico-, aunque de vez en cuando también cuelga algún corto en su web; el último, un documental sobre la litografía.

Su visita a Madrid tenía como objetivo clausurar el Festival de cine, arte y música Rizoma con una conferencia sobre la meditación trascendental que ofreció ayer en el Museo Reina Sofía y de la que hablará también hoy en un encuentro con estudiantes de la Universidad Carlos III.

La meditación trascendental (MT), una técnica con marca registrada introducida en Occidente por Maharishi Mahesh Yogi (el mismo que inició a los Beatles en los 60) es la puerta, según Lynch, al disfrute "sin límites" de "la paz, el amor, la energía". Al practicarla, "la negatividad desaparece, la ansiedad, la tristeza, el odio, la rabia, el miedo, la desesperación, se hacen cada vez más débiles", señaló uno de los directores que mejor ha indagado en la parte irracional y onírica del ser humano.

Él mismo empezó a practicar en 1973 tras escuchar una frase que venció su escepticismo inicial: "La verdadera felicidad no está fuera sino en el interior de cada uno". En dos semanas, aseguró, "la ira y la depresión empezaron a desvanecerse" y las ideas, a fluir con mayor libertad.

Lynch quiere atraer sobre todo a los jóvenes, según explican desde la organización de la cita. "Cuando la directora del festival le contó a Lynch la situación de los jóvenes españoles por el desempleo fue cuando él se decidió a venir", comentan fuentes de la organización.

El director, que se dio a conocer en 1977 con la grotesca y hechizante Cabeza borradora, trató de justificar porqué la MT y no otras formas de meditación. "Sólo la meditación trascendental consigue que descienda la presión sanguínea", resaltó, "todas las demás, cero", indicó, formando el cero con sus dedos. "Cuando consigues trascender, todo el cerebro, pum", repitió varias veces, imitando un estallido.

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