La segunda gala de opción a premio del XXII Concurso Nacional de Arte Flamenco, celebrada en el Gran Teatro de Córdoba el pasado lunes, tuvo -como ya sabemos según sorteo- al aspirante en guitarra llegado desde Granada José Fermín Fernández con una primera intervención como solista con una composición por soleá y otra con una bulería.

Prosiguió acompañando al cante de Antonio Campos en granaína y media. Y, más adelante apareció en una nueva intervención para hacerlo al baile de Raimundo Benítez por seguiriya, con el cante de Antonio Campos y las palmas de El Indio. Una muestra del concursante exhibiendo un gran pulgar en todas sus aportaciones, además de oficio y templanza.

Para el baile, esta gala del Concurso Nacional contó con el cordobés Hugo López, que hizo su primera salida con terno oscuro de camisa y pantalón con chaleco bordado en brillo dorado para un palo por martinetes, acompañado por el cante de Amador El Perre, Juan J. Amador y Manuel Tañé.

A estos se unió la guitarra de Víctor El Tomate para seguir por tangos, vistiendo Hugo amplia blusa rosa-caqui con grandes cuadros, anudada a la cintura, con un pantalón tono gris con tiro muy ajustado. Y en la tercera y última intervención salió con terna similar a la anterior, pero añadiendo chaquetilla corta torera y los mismos bordados, para bailar por jaleos extremeños, que cerraron la función, dejando este aspirante reflejos sabrosos de bailaor que apunta alto.

La representación del cante estuvo a cargo de Rocío Belén, que acudió desde Huelva, comenzando su intervención por petenera de la Rubia de Málaga, para ya, sin solución de continuidad, proseguir con varias tarantas de Levante, soleá apolá, y tangos para concluir con su participación.

Ello, con el acompañamiento al toque de Francisco Gómez Cruzado y las palmas de Antonio y Lolo Saavedra Los Mellis. Una pertinente cantaora de voz melodiosa y con factura alisada con su sello particular recreándose.

Fue lo que en la noche del lunes los seleccionados mostraron en la actuación correspondiente, ofreciendo un juego con rigor, apreciado por el respetable, que en número mayor que el día anterior, ocupó la sala.