Carnaza y desahogo

Carnaza y desahogo
Manuel J. Lombardo

21 de octubre 2010 - 05:00

Drama, España, 2010, 102 min. Dirección: Bigas Luna. Guión: B. L. y Carmen Chaves. Intérpretes: Elsa Pataky, Peter Coyote, Paul Sculfor, Flora Martínez, Giovanna Zacarías. Guadalquivir, El Tablero.

Hubo un tiempo en el que el nombre de Bigas Luna cotizaba como marca cien por cien española en el mercado internacional de la autoría, especialmente gracias a una astuta explotación de ciertas esencias ibéricas (del jamón y el olor a ajo a las bajas pasiones de la entrepierna) y un surrealismo de segunda división que muchos, especialmente en Estados Unidos, quisieron ver como prolongación de cierta escuela buñueliana.

Si aquella etiqueta dio sus frutos y recogió su cosecha con viento favorable, la trayectoria posterior de Bigas nos conduce irremediablemente a esta DiDi Hollywood de presupuesto holgado y formas muy toscas que aspira a colocar en el mercado internacional la enésima historia de iniciación (y algo de sacrificio) en el mundo del espectáculo de la mano de una improbable Elsa Pataky en cuyo personaje parecen anudarse todos y cada uno de los viejos tópicos del ascenso y caída de la estrella en el implacable mundo del show bussiness.

Un guión epidérmico y unos diálogos que dan grima no ocultan referencias (¿Penélope tal vez?) para dibujar un mundo de camareras con sueños de glamour, agentes sin escrúpulos, inversores viciosos, productores manipuladores y demás fauna cinematográfica que, de tan arquetípica y plana, se nos antoja caricaturesca. Sin embargo, no hay ni un ápice de ironía o crítica en la película del director de Jamón, jamón, incapaz de ir más allá de lo literal para desenmascarar un universo en el que, por otro lado, parece sentirse muy a gusto, sobre todo cuando llega la hora de recrear en su fachada más hortera y morbosa.

Elsa Pataky se muestra absolutamente incapacitada para la tarea de reconstruir un personaje que ya de por sí es puro cliché, y sus pudorosos esfuerzos de sensualidad y erotismo son tan patéticos como su supuesta lucha interior por salir de la espiral del estrellato. A su lado, Peter Coyote y el insulso Paul Sculfor no hacen sino alimentar el cartón de una cinta que confirma un desahogo que no pasará desapercibido.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último