Carmen Maura viaja en una comedia al París de los 60
Carmen Maura, probablemente la única actriz del mundo que actualmente no quiere trabajar con Pedro Almodóvar, presentó ayer en Madrid su última película, la comedia francesa Las chicas de la 6ª planta. "No me parece práctico querer algo que quiere todo el mundo", señaló la actriz.
"No me da ninguna pena no haber trabajado con Almodóvar" en su última producción Los amantes pasajeros, aseguró, y afirmó que "no es verdad" que extrañe al realizador manchego: "Yo he trabajado mucho con él, he hecho personajes maravillosos y tengo suficiente".
Además, apuntó, "mi próxima película es con Álex de la Iglesia, al que adoro y me da muchísimo mejor rollo. Ya hice Volver, que me parece muy bien, pero ya tuve bastante".
La célebre actriz, que cumplirá en septiembre 67 años, consiguió su primer César (el equivalente francés a los Goya españoles) con Concepción, una criada española en Francia. Es una secundaria de lujo en Las chicas de la 6ª planta, un filme sobre la convivencia.
"Soy como la abuela de las chicas, la que más tiempo lleva allí. Fue una gozada rodar con tantas españolas", explicó Maura.
Su experiencia al rodar esta película, dirigida por Philipe Le Guay, fue de "mucha ternura". "Yo he conocido a muchos franceses que han sido criados por chachas españolas, que, por cierto, son mucho más limpias que las francesas; hoy también, ¿eh?", dice con sonrisa pícara.
Hubo gente que lloró al ver la película, añade, antes de manifestar "todo su respeto" por "una cinta como esta, un poquito folclórica" pero que "ha dado muchísismo dinero": en concreto, unos 15 millones de euros solo en Francia.
Las chicas de la 6ª planta está ambientada en el París de los años 60, mientras España vive la dictadura del general Franco. Allí recala un grupo de mujeres que trabajan como criadas en casas de "buena familia".
La última en llegar, María (Natalia Verbeke), es una joven alegre a pesar de su drama personal que consigue encandilar a todo el mundo, pero sobre todo a su jefe (Fabrice Luchini), que descubre en el buen talante de las españolas, y en la sonrisa de María, un nuevo modo de libertad.
Aunque la película deja entrever los tremendos dramas personales de estas mujeres, alegres y solidarias contra viento y marea, el tono es de comedia ligera.
La madrileña, que reside temporadas en París y ha sido condecorada con la más alta distinción de la ciudad, se queja de que hayan doblado la cinta (rodada en español y francés) y se radicaliza al hablar de la crisis económica: "Ya no leo los periódicos, me agobio cuando veo cosas de dinero, porque quien más quien menos tiene gente alrededor pasándolas putas", dice la actriz con toda naturalidad, antes de afirmar: "Yo detesto a los banqueros".
"Y lo que más me asquea -añade- es la cantidad de ladrones que han salido, y de todas partes, eso es impresionante. Aunque a lo mejor si alguna ventaja tiene esto es que algunos mangantes desaparezcan. Siempre detesté a los bancos, pero ahora les tengo verdadera fobia", indicó.
Maura ha protagonizado cintas muy premiadas, como ¡Ay, Carmela!, de Carlos Saura; La comunidad, de De la Iglesia; Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Almodóvar, o Volver, con la que ganó ex aequo, con el resto del reparto, el premio del Festival de Cannes a la mejor interpretación femenina.
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