Música

Çantamarta, un viaje sonoro del Caribe a Andalucía

  • Luis Lozano, Omar Roldán y Benito Casado dan voz y música al grupo que nació en la calle y triunfa en las plataformas de 'streaming'

Omar Roldán, Benito Casado y Luis Lozano en el rodaje de ‘Luna’.

Omar Roldán, Benito Casado y Luis Lozano en el rodaje de ‘Luna’. / El Día

El Mediterráneo y el Caribe están unidos indisolublemente en su historia y las olas migratorias de los últimos años lo confirman. También lo hacen sus sabores, sus acentos, sus palabras y sus sonidos. Çantamarta es testigo y partícipe de ese lazo en un viaje sonoro que ha unido el flamenco, el soul, el jazz, la electrónica y el rock en español con el son, la salsa, el folclore tropical y el hip hop del Caribe.

Luis –Luislo– Lozano (Caracas, Venezuela), Omar Roldán (Cabra, Córdoba) y Benito Casado (Granada) han creado la sinfonía que acompaña a los latinoamericanos que ahora hacen vida en Andalucía y a los andaluces que los acompañan y que viven con la curiosidad unos pasos más allá de sus fronteras, fronteras que Çantamarta ha hecho invisibles. 

La huella sonora de la banda, más allá de los géneros, es única. La influencia folclórica de la infancia de los tres está plasmada en cada nota, pero son tan distintas entre sí que han hecho que tenga un sonido propio y unas letras cargadas de jerga caribeña, caraqueña sobre todo, que en España no se había creado antes. Omar lo define como folclore electrónico, aunque admite que incluir a Çantamarta en un género es complicado. Su vocalista lo simplifica: “Somos una vaina muy rara que suena bien”. 

Las historias de sus letras “son ajenas a nosotros”, admiten los andaluces del grupo, que, aun así, encuentran grandes similitudes entre Andalucía y el Caribe: “La gente y su actitud, lo habladores, lo risueños” y la influencia cultural entre ambos territorios gracias a años de migración, primero en un sentido tras la Guerra Civil en España y ahora en el otro por las crisis que viven los países latinoamericanos. 

"Somos una vaina muy rara que suena bien"

La vida de playa del Mediterráneo y la más reciente influencia de sonidos como el reggaetón o la bachata en las generaciones más jóvenes del país complementan la idea. Para Luislo, que muchos españoles ya usen la jerga, las palabras de sus letras, es “una victoria de la globalización”. Palabras como arrebatao’, curura, pana, boleta, burda o parce se escuchan en sus canciones, guiños a la vida que Luislo y su familia (también migrantes, colombianos) abandonaron pero no pretenden olvidar.

Todo ello ha hecho que el proceso creativo del grupo sea siempre muy natural. Se conocieron en el año 2017 en la Catedral de Granada, donde Luislo cantaba por dinero. Omar y Benito, que son productores musicales, se acercaron a él, le echaron un par de monedas y le dejaron sus contactos “por si alguna vez quería grabar algún tema”, recuerdan.

El cantante tuvo sus dudas porque las estafas en la calle surgen a diario pero la conexión que sintió con los músicos lo llevó a responder. Así nació un grupo cuyas primeras canciones solo escuchaban sus colegas y que ahora tiene millones de reproducciones en YouTube o Spotify, un EP –Amapolas– con cuatro canciones: Florentino, junto al rapero Willie DeVille, Chinita, Mariposas Amarillas y Amapola y numerosos sencillos y colaboraciones con artistas de toda índole y nacionalidades. Çantamarta no conoce de fronteras.

Luis Lozano, Omar Roldán y Benito Casado, los músicos detrás del proyecto. Luis Lozano, Omar Roldán y Benito Casado, los músicos detrás del proyecto.

Luis Lozano, Omar Roldán y Benito Casado, los músicos detrás del proyecto. / El Día

Y es que Andalucía suena más allá del flamenco, aunque sea la principal influencia de la mayoría de los músicos de esta tierra, lo que escuchan desde pequeños. En los 70 también se reflejó el auge del rock en español, el rock de Cataluña y de País Vasco y luego la electrónica, que llegó con potencia hasta Córdoba, según recuerda Omar Roldán de su niñez y adolescencia en Cabra. 

Luna es el último tema del grupo, una colaboración con la artista Irepelusa y cuyo vídeo une, precisamente, el mar de Málaga con el Caribe de Venezuela, y Dónde van los malandros cuando lloran, que plantea un escenario muy sensible de la realidad social de los barrios latinoamericanos con un vídeo grabado en su totalidad en Caracas, sin que ellos hayan estado allí.  

Aunque nada está confirmado aún, el grupo, que actualmente trabaja en el proyecto Enjoy the process de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (Esaem), pretende hacer una gira por bares y teatros de España este año, trabajar en su primer disco y puede que en 2023 visitar Latinoamérica, lo que hace especial ilusión a Luislo por “sentir el calor de mi gente, confirmar cosas que siento, sé que de volver, a través de la música, va a ser especial”, pero también despierta la curiosidad del cordobés y el granadino, que quieren descubrir en cuerpo las historias que ya sienten con la música. 

Çantamarta es la voz en español y desde Andalucía de una generación que incluso ha salido de sus países andando, ha cruzado mares y desiertos huyendo de crisis humanitaria, situaciones sociales, económicas y políticas complicadas, una realidad que dejan caer en su tema Florentino: Somos bien chéveres, pero desiguales, desiguales...

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