Caballero Bonald destaca el poso barroco de la obra poética de Gala Berhanyer cree que el poeta cordobés "habría sido un gran actor"
El escritor jerezano vincula al autor de 'Enemigo intimo' con la mejor tradición de la poesía barroca española · Ensalza la sensibilidad estética que el cordobés ha demostrado en toda su trayectoriaEl diseñador evoca su trabajo en 'Anillos para una dama' como el más difícil de su trayectoria
En la trayectoria poética de Antonio Gala pueden identificarse registros diversos, variaciones argumentales y evoluciones estilísticas, pero hay en todos sus poemarios "una voz que siempre es la misma", un sello identificable o "eco sostenido" que vincula al poeta con una tradición. Se trata de un "barroquismo sustancial" cuyos linajes "se remontan a la poesía arábigo-andaliza", se definen plenamente con los poetas barrocos, se expanden en las voces de poetas de la Generación del 27 como Cernuda o Aleixandre y culminan "en el modelo suntuoso de la poesía de Cántico, encabezado por Pablo García Baena y Ricardo Molina". La base estética del Gala poeta es, pues, "el barroco en general y el barroco cordobés en particular".
Así lo afirmó José Manuel Caballero Bonald en la conferencia inaugural del Congreso Internacional Antonio Gala y el arte de la palabra, que comenzó ayer en la fundación del escritor. El poeta jerezano, que conoció a Gala en Madrid a finales de los años 50, realizó un recorrido por la producción poética del autor de Enemigo íntimo, que a su juicio "ha sido difundida de manera irregular". Caballero lamentó que la pluralidad de perfiles del cordobés (narrador, dramaturgo, articulista, personaje célebre...) haya perjudicado la proyección y el análisis riguroso de su obra poética, que se ha visto "parcialmente oscurecida por otras opciones". Gala, añadió con humor, "ha cultivado todos los géneros posibles excepto la oratoria sagrada".
Caballero reveló que para el autor de El pedestal de las estatuas "la poesía es una vía de conocimiento antes que de comunicación", convicción estética que "se filtra en toda su obra literaria" y que encuentra formulación verbal en el uso de unos "singulares modales expresivos" y un "manejo selectivo del lenguaje" que conforman la "peculiaridad retórica" de su poesía.
Gala comenzó muy joven a escribir poesía. Enemigo íntimo aparece en 1960, en una época "oscura y desapacible" en la que el poeta "encuentra su salvación personal en el amor", elemento a través del cual "escapa de los acosos ambientales". El poemario surge en un momento en que en España había "dos frentes literarios irreconciliables: el que utilizaba la literatura como arma de combate aun a costa de sacrificar los presupuestos artísticos y el que consideraba que supeditar la literatura a fines políticos era despreciarla". Con su primera obra, Gala "aportó a la poesía monocorde de entonces una opulencia expresiva que chocaba con lo que se estaba haciendo". Era "una infracción de las leyes literarias dominantes"; una poética "elegante y penetrante, rica en matices expresivos, integrada en la tradición del barroco andaluz con lastres senequistas y marcada por una gran delicadeza expresiva".
Una poesía "enaltecida por la cultura clásica" que prolonga sus hallazgos en Meditación en Queronea, "una elegía sobre la nobleza inmarchitable del vencido" que reflexiona al mismo tiempo sobre el amor, la crueldad y la injusticia. El libro participa de ese barroquismo propio del poeta, también apreciable en sus posteriores libros de sonetos. Sin embargo, la fórmula "empieza a agotarse por su propia exuberancia", circunstancia que le lleva a acometer "una nueva aventura indagatoria" en Testamento andaluz, libro breve en el que Gala abandona los metros clásicos y propone nuevos cauces argumentales.
El viraje formal prosigue en El poema de Tobías desangelado, crónica de viajes en la que se percibe "un despojamiento formal, un verso más austero y más explícito, menos equipado de adornos".
Es, a grandes rasgos, el resumen de una trayectoria. Pero Caballero no quiso cerrar su intervención sin advertir que el "valor poético del lenguaje", la "sensibilidad en la elección de las palabras", está en toda la obra del cordobés.
"Yo creo que Antonio Gala y yo nos conocemos desde hace 99 años", afirmó Elio Berhanyer, que hace suya la afirmación del poeta de que "la amistad es el amor sin sexo". Son amigos y colaboradores artísticos, pues Berhanyer ha participado en los montajes teatrales de algunas de las obras de Gala. El diseñador considera que éste "podría haber sido un magnífico actor". "A veces le he escuchado leer una de sus obras y cuando he ido al teatro el día del estreno me ha parecido que la obra perdía vitalidad y fuerza en escena", señaló en referencia a las capacidades expresivas del autor de Los buenos días perdidos.
Berhanyer mantuvo un diálogo con Andrés Peláez sobre su participación en montajes de obras de Gala. Aseveró que el vestuario de Anillos para una dama ha sido "el trabajo más difícil" de su trayectoria, pero mostró su entusiasmo por el reto que el teatro histórico de Gala le planteaba: "traer el pasado al presente". "Él propone en estas obras -Anillos para una dama, Por qué corres, Ulises...- un juego en el que los personajes del pasado hablan el lenguaje de hoy", indicó.
Su trabajo de vestuario en Anillos para una dama -llegó a probar previamente la reacción del público ante los trajes con el actor Carlos Ballesteros en la Puerta del Sol madrileña- fue elogiado por la crítica, que lo consideró "una obra de arte". La conjunción del vestuario con el carácter de los personajes y con los fríos decorados del montaje permitió, junto al buen trabajo de los actores (en especial, el de María Asquerino), el éxito de la obra, que contó con giras fuera de España en Argentina y México con célebres actrices.
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