La Bienal de Arte de Venecia llama la atención del visitante con sorprendentes propuestas
El acontecimiento celebra su 55ª edición con 88 pabellones y una gran variedad de experiencias

El público que desde ayer y hasta el 24 de noviembre puede visitar los 88 pabellones y 47 de los llamados eventos colaterales, más una infinidad de otros proyectos, de la 55ª edición Bienal de Arte de Venecia, no podrá quedar indiferente frente a algunas propuestas. Además del pabellón ganador del León de Oro, el de Angola, que debuta en esta edición con 23 pósters fotográficos de gran formato del artista Edson Chagas bajo el título Luanda, encyclopedic city, el público encontrará innovadoras propuestas del arte contemporáneo, pero también proyectos que han enfrentado a los críticos.
Una tónica general de los 88 pabellones y 47 de los llamados eventos colaterales es la falta de pintura: el cuadro contemporáneo ha desaparecido prácticamente del mapa de la Bienal, y lo que más se expone son vídeos y, sobre todo, instalaciones que buscan el impacto en el espectador.
Quien ha visitado las bienales de años anteriores asegura que la 55ª edición, bajo el título El Palacio Enciclopédico dado por el comisario de la misma, Massimiliano Gioni, es una de las más surrealistas y sorprendentes.
Empezando por el Pabellón de España, de Lara Almarcegui, que ha dividido a los críticos, cuya propuesta se basaba en el impacto de seis toneladas de escombros de varios materiales como cemento, ladrillo y cristal, que se han vertido en su interior, algo que no deja de sorprender.
Uno de los pabellones más visitados en estos tres días por los invitados, expertos y periodistas ha sido sin duda el ruso, donde se formaban largas colas para ver una impactante lluvia de monedas. "¿A quién no le gustaría que lloviese dinero?", parece querer decir el artista ruso Vadim Zakharov, a cuya instalación se entra con un paraguas mientras llueven monedas de oro. En realidad se basa en la mitología y la historia de Danae y en cómo la lujuria se relaciona con el poder corrupto del dinero.
Una curiosidad es que este año, como buenos vecinos y por motivos de espacio, Alemania y Francia se han intercambiado los pabellones, y por ello es en el edificio francés donde se exponen los taburetes voladores del disidente chino Ai Weiwei, en los que el espectador se puede sentar. A pesar de que no ha podido venir a Venecia por su situación en su país, ha sido y será el protagonista de esta Bienal con la exposición del pabellón alemán y la de la iglesia de San Antonin.
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