Apocalipsis 'teenager'

Manuel J. Lombardo

15 de junio 2012 - 05:00

Comedia-Acción, EEUU, 2012, 90 min. Dirección: Nima Nourizadeh. Guion: Matt Drake, Michael Bacall. Fotografía: Ken Seng. Intérpretes: Miles Teller, Oliver Cooper, Jonathan Daniel Brown, Kirby Bliss Blanton, Dax Flame. Guadalquivir, El Tablero, Artesiete-Lucena.

Sobre la mesa de cualquier despacho de Hollywood, Project X fue presentada a buen seguro con el high concept de un Supersalidos + una de found footage, o lo que es lo mismo, como un cruce entre la comedia gamberra adolescente con las formas contemporáneas del falso documental recreado a partir de materiales y texturas amateur.

En efecto, la fórmula empieza a cuajar como nueva superficie de renovación de los géneros clásicos, lo hemos visto desde El proyecto de la bruja de Blair hasta las más recientes Monstruoso, [REC], Paranormal activity, Trollhunter o Chronicle. Es tal vez con esta última con la que ProjectX se hermana de manera más evidente, ya que ambas vuelven a dar una vuelta de tuerca al angst adolescente a partir de las rugosidades y la perspectiva enunciadora en primera persona nacida del uso de las pequeñas cámaras digitales o teléfonos móviles.

Así, ProjectX reactualiza aquellas juergas estudiantiles de los 70 en ese nuevo paisaje suburbial de clase media-alta en el que los estereotipos siguen funcionando en sus rituales de iniciación y celebración, aunque hayamos pasado de la alegría desvergonzada, iconoclasta y libertina a un concepto de la diversión que, en el fondo, tiene algo de autodestructivo y, si me apuran, de nihilista.

Los geeksandfreaks de la cinta de Nima Nourizadeh sólo quieren echar un polvo y emborracharse hasta perder el sentido en la casa de los padres ausentes, pretexto clásico que deriva aquí en una suerte de Apocalipsisteen en el que el mundo adulto acaba literalmente abrasado, destruido o reventado por los aires.

Más allá del frágil rigor conceptual del producto, demasiado tendente a los momentos videoclip o a salirse por la tangente, la cuestión reside, una vez más, en el trasfondo de este retrato cada vez más desaforado de una noche loca de alcohol, sexo, vomitonas y explosiones. Por más que le doy vueltas, no encuentro una mirada desencantada al mundo más allá de ciertos tópicos generacionales o profundamente sexistas. El descontrol y la destrucción no dejan de ser una gran y cara gamberrada para "conseguir a la chica" o "ganarse la popularidad de la manada", lemas sobre los que no atisbamos la más mínima mirada crítica o distanciada.

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