Cultura

Los cordobeses Antonio Ruz y Olga Pericet, premios nacionales de Danza

  • El Ministerio destaca la "singularidad" del coréografo y la "versatilidad" de la bailarina

Los cordobeses Antonio Ruz y Olga Pericet, premios nacionales de Danza

Los cordobeses Antonio Ruz y Olga Pericet, premios nacionales de Danza / El Día

El coreógrafo Antonio Ruz, por su "singular" y "personal" lenguaje, y la bailarina Olga Pericet, por su "versatilidad" y "transmisión", han sido hoy galardonados con los premios Nacionales de danza 2018, dotados con 30.000 euros cada uno y que concede el ministerio de Cultura y Deporte. Son dos de los cordobeses con mayor proyección en el mundo de la danza. 

El jurado ha distinguido por unanimidad a Antonio Ruz (Córdoba, 1976) con el premio de Creación "por ser autor de un lenguaje singular y muy personal, construido dentro y fuera de nuestro país, al frente de su propia compañía e interesantes colaboraciones de diversidad escénica".

La última de ellas, destaca el fallo, "cristaliza con 'Electra'", espectáculo de 2017 creado para el Ballet Nacional de España (BNE), en el que el premiado, de gran capacidad "para abordar diferentes lenguajes dancísticos".

Ruz estudió con una beca en la Escuela de Víctor Ullate, donde fue primer bailarín durante ocho años y en 2001 entró a formar parte del Ballet del Gran Teatro de Ginebra y más tarde del Ballet de la Ópera de Lyon y en 2006 en la Compañía Nacional de Danza (CND).

Pericet (Córdoba, 1975) ha sido galardonada en la modalidad de Interpretación por su "capacidad de aunar las distintas disciplinas de la danza española, actualizándolas en un lenguaje interpretativo con sello propio, por su versatilidad escénica y su valiosa capacidad de transmisión".

El jurado destaca como ejemplo "La espina que quiso ser flor o la flor que soñó con ser bailaora", trabajo en el que "sus cualidades interpretativas abordan un lenguaje escénico total".

La bailarina y coreógrafa se licenció en danza española en la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Córdoba y amplió estudios en Sevilla y Madrid con Matilde Coral, Manolo Marín, Maica Moyano, La Toná, José Granero, Cristóbal Reyes y Milagros Mengíbar, entre otros.

En 1998 entró a formar parte de la Compañía Rafael Amargo, con la que estrenó "Poeta en Nueva York" como primera bailarina, el mismo rol que desempeñaría más tarde en la Compañía Rafaela Carrasco.

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