Cultura

Amenaza vs. oportunidad

En ocasiones reconforta y tranquiliza recibir lo que se espera, y las sorpresas mejor dejarlas para los cumpleaños. Estirpe infló en la Axerquía su castillo hinchable del rock, los saltos, el buen humor y las canciones redondas; el de una base metal patente que se pone fina al codearse con el funk, el rock setentero, la psicodelia, el blues, lo electrónico, el soul, sones hiphoperos, tenues miradas góticas…, y no por ello resultaron previsibles, y no por ello dejaron de meternos en el cuerpo la emoción de verles crecidos y pletóricos.

Y eso que había nubarrones. Desde el operado pie del batería Javi Estévez, hasta una discreta venta de entradas que ponía interrogantes sobre la noche. Pero la banda, a la que en un momento del concierto acompañaron un guitarrista flamenco y unas bailaoras y que contó también con el apoyo de un violín, remató un show impecable. Mart al frente, sobrecogedor como siempre, Loren a cargo del guitarreo más ecléctico y diverso, Javier (el pie aguantó) tronando desde atrás, Daniel matizando y envolviendo con los teclados, y José Miguel marcando los bajos. Un quinteto cohesionado que convirtió Furia y admiración en una velada marcadamente personal en la que volcó sus recuerdos y sus expectativas, sus laberintos pasados y sus itinerarios futuros. Furia hubo mucha, sobre todo entre aquellos que se arremolinaban en las primeras filas, los más fans de entre los fans, coreando, paladeando cada tema. Otros preferían salpicar las gradas, dispersos pero atentos, inmersos en la admiración.

La noche volvió a darnos la medida de lo que es un grupo de rock sin capacidad de desaliento. Volvió a marcar la diferencia entre los que pasan por aquí y los que llegan para quedarse. No son de los que dan lecciones, pero el que quiera puede sacar sus conclusiones acerca de palabras como paciencia, tenacidad, constancia, seguridad y calidad. Mientras para muchos otros la excusa perfecta es la crisis de la industria, para Estirpe eso es un acicate. Donde otros ven la amenaza ellos intuyen la oportunidad.

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