Alarde técnico con mimo y hondura

Alarde técnico con mimo y hondura
Alarde técnico con mimo y hondura
Baldomero Pardo

11 de julio 2012 - 05:00

'FlamenPura'. Guitarra solista: Niño de Pura. Segunda guitarra: Juan María Real. Cante: Churumbaque Hijo. Baile: David Pérez. Percusión: Agustín Henke. Batería: Ángel Luque. Bajo: Manuel Nieto. Palmas: María José Álvarez y Pura Navarro. Fecha: lunes 9 de julio. Lugar: Gran Teatro. Media entrada.

Otra de las contribuciones flamencas al trigésimo segundo Festival de la Guitarra fue la del espectáculo de Daniel Navarro Cruz Niño de Pura, rodeado de un selecto elenco de subalternos profesionales que aportaron su arte para que la presencia del excelente guitarrista sevillano no defraudara a los muchos aficionados que optamos por ir a recrearnos con su FlamenPura, un nuevo fruto de su cosecha a la medida de la guitarra solista de primera línea, sin desdeñar el cante y el baile, que se quiere ceñir a los conceptos más clásicos del flamenco.

Un artífice de la sonanta que, tanto para acompañar al cante como en sus conciertos, en nuestra ciudad no es inédito; entre otras razones, es un lujo para nuestra cantera, que encuentra un acicate más por donde acceder a más sapiencia, redundando en torno al acervo de brillantes profesores de todas las disciplinas flamencas, entre los que se encuentra él como parte de la selecta nómina del Conservatorio Superior de Música de Córdoba, algo que en el desarrollo de la sesión no dejó de agradecer por el honor que supone tener cabida en una ciudad a la que tanta importancia se le concedía en el mundo de la guitarra. Todo además con una fructífera inquietud creativa como autor.

Con esta tarjeta de presentación, Niño de Pura comenzó su esperado recital por granaínas, donde ya se fue apreciando destreza y sutileza en las notas que en solitario iba desgranado, ya por soleá, ya por guajiras; y dándole paso al grupo, por alegrías; en una Semblanza a la Farruca denotó gusto en los trémolos, en cada arpegio y rasgueo, para ir alcanzando poco a poco cotas de vibración en la frenética velocidad rítmica en la que él se identifica y se define, metiendo el pulgar y en endemoniados picados que no decaían en el fraseo, fruto de la depurada técnica de la que hace gala. Y cuando de aportar cante se trató, a tal señor tal honor, pues el enorme cantaor que aguardaba era el cordobés Rafael Churumbaque, adornando con discreción pero engrandeciendo en las alegrías y en la farruca, donde aportó lo suyo al baile David Pérez, y el concertista agotó el diapasón para acabar sacando acordes y falsetas con todos los dedos concentrados, en la vorágine, y sobre la boca del instrumento. Y ya, una vez puestos, sin solución de continuidad, llegar a Huelva para acordarse del cante de Rengel y de Toronjo, despedirse con todos los componentes en escena, metidos en faena, y el público caliente de pie y con palmas acompañando para conseguir el regalo de una rumba y otra tanda de bulerías, asumiendo que el cabeza de cartel con su bagaje artístico no es nada baladí.

Niño de Pura tiene sus gustos decantados desde Niño Ricardo, pues, según él, en este tótem se apoyó para desarrollar el sello que como tocaor viene a ser, y entre los actuales admira a grandes como Gerardo Núñez, Riqueni, Cañizares, sin olvidar al maestro Sanlúcar, con el que se perfeccionó, y a sus amigos Manolo Franco y José Antonio Rodríguez. Y como el tiempo le ha cundido, goza de merecido prestigio de arreglista y productor de lo propio y para figuras como Aurora Vargas, su hermano José Joaquín, María de la Colina, Pansequito y la Compañía Andaluza de Danza, hoy Ballet Flamenco de Andalucía.

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