Aires marineros en tierra
Guitarra: Vicente Amigo. Segunda guitarra: José Manuel Hierro. Cante: Rafael de Utrera. Percusión: Patricio Cámara y Paquito González. Bajo: Antonio Ramos. Violín: Alexis Lefévre. Recitado: Javier Latorre. Palmas y cante: Los Cortés y El Negro. Orquesta de Córdoba (director, Joan Albert Amargós). Fecha: martes 5 de junio. Lugar: Teatro de la Axerquía. Casi lleno.
Muchos de los que acudimos a esta cita con Vicente Amigo teníamos en mente el primero de julio de 1992, asimismo inicio del Festival de la Guitarra, con el estreno de Concierto flamenco para un marinero en tierra; allí se homenajeaba a Rafael Alberti, que presidía un palco del Gran Teatro junto a destacadas autoridades del momento, celebrando esta composición musical del concertista cordobés. En aquella ocasión, al hoy tan laureado artista le acompañaba la Sinfónica Nacional de Cuba, con la dirección y adaptación del no menos premiado, después director de la agrupación orquestal que se crearía en Córdoba, Leo Brouwer.
Ahora, al cabo de casi cuatro lustros, este concierto flamenco, reciclado, ha vuelto a interpretarse en nuestra ciudad, en el Teatro de la Axerquía, con el título de Poeta, que en 1997 fue el que llevó la carátula del CD que puso su autor en el mercado con la grabación de esta "fábula contemporánea, que raya en la vanguardia", según el insigne cubano que lo orquestara. Y con la Orquesta de Córdoba dirigida por el catalán Joan Albert Amargós, a quien en esta ciudad se le estima.
Y si el inveterado estreno fue todo un acontecimiento, el de la noche del martes no desmereció en absoluto, porque, como los buenos caldos, el paso del tiempo y su recreación por múltiples escenarios ha aportado a la obra lo que a algunos se nos antojó una sobreabundada magnificencia, que valoramos en su día. Recordemos el complaciente reconocimiento del poeta gaditano al joven guitarrista con sus propias palabras: "A través de mis textos, este increíblemente joven compositor y guitarrista, cuya breve carrera está ya repleta de premios, ha sabido trasladar a la música todo el latido y temblor de mis versos". En la actualidad no se quedaría en menos. El cordobés ha declarado: "He intentado ordenar las notas musicales como el poeta ordena las palabras".
En eso se mantuvo y abundó la nueva entrega, porque si el insigne poeta puso en sus versos sentimientos y añoranzas, la música dimanada del flamenco y la sinceridad que Vicente Amigo respira no sólo constituyen un cumplido, que por hermoso complace, sino que van dotadas de grandeza con inequívocas formas clásicas de lo jondo, además de plasticidad, por razón de esa estampa marina en la inmensidad de esteros y aguas en torno a la bahía, desde el río San Pedro hasta el castillo de Sancti Petri -con las coplas, los romances, los aires y la luz del litoral atlante-, por otra parte tan acordes al opus del portuense.
Así, en la voz de Javier Latorre asistimos a un recorrido por versos de Marinero en tierra como Sombras de las dunas plateadas, Cuando tú apareciste y Como lanzado, entre otros. Y, al cante de Rafael de Utrera, Nana de Negra-Flor y Si mi voz muriera en tierra. Y el resto al toque del maestro con Buscando el aliento, Guajira, Poeta en el viento. Profundizando todos en las esencias y aportando toda la armonía que en Alberti se caracteriza: sabrosa rítmica gaditana en el compás por tangos, bulerías, cantiñas, guajiras y más bulerías, con el fraseo musical que pellizca, con la vertiginosa agilidad y fluidez sobre el diapasón, para conseguir siempre extraer con su mano derecha las notas más sublimes a cada falseta, que se elevaron por encimas de los sonidos majestuosos de la sinfonía desplegada en cada movimiento por la orquesta.
Aspectos que ya en la primera parte saboreamos como introducción a la velada: sólo el elenco con Amigo, acometiendo composiciones de piezas como De mi corazón al aire, Ciudad de las ideas, Paseo de Gracia y alguna que otra más por Levante, Huelva, bulerías, tientos, rondeña, rumba y de nuevo bulerías con las que era imposible no entregarse y también vibrar, envueltos por la magia que dominaría en la noche. Y además, como el respetable no dejaba de aplaudir, hubo bis en el fin de fiesta con el protagonismo de El Pele, que estaba en el auditorio.
Sólo un pero a la organización: las barras del bar no deberían servir durante las actuaciones. En algunos momentos molestaron al escenario.
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