Secuestro mental

Espacio interior. Drama, México, 2012, 89 min. Dirección: Kai Parlange. Guión: Pierre Favreau, Kai Parlange. Fotografía: Juan José Saravia. Música: Javier Umpiérrez. Intérpretes: Kuno Becker, Ana Serradilla, Hernán Mendoza, Gerardo Taracena, Rocío Verdejo.

Títulos recientes como Buried, Cuando todo está perdido o Locke comparten con este Espacio interior una misma premisa que mantiene encerrados, aislados y en solitario a sus respectivos protagonistas masculinos, que luchan por la supervivencia o por la gestión de sus vidas en una situación límite.

Construidas sobre férreos guiones, todas buscan soluciones formales para mantener firme y sostenida su premisa, siendo su reto estilístico fundamental el no sucumbir a la lógica de sus propios y restrictivos planteamientos argumentales en aras de la verosimilitud y la credibilidad.

Aunque en su epílogo se nos advierta de que se aquí se trata de un caso real acontecido en 1990, Espacio interior no cifra su mérito al realismo. Más bien al contrario, y como anuncia su título en un guiño a la profesión de su protagonista, arquitecto de buena familia, la cinta de Kai Parlange busca materializar la psicología de su personaje, encerrado en una habitación de apenas dos metros cuadrados, a partir del vuelo lírico de la memoria o la imaginación de una cabeza que lucha día a día por mantenerse cuerda y fuerte en una situación desesperada.

Estos recursos no son siempre finos (véase la metáfora de la carrera hasta llegar a la meta), ni tampoco el ritmo hace sentir el paso y el peso del tiempo de manera sólida. En todo caso, Espacio interior bordea sus propios límites, trascendencia, mensajes de superación y fe incluidas, con cierta solvencia cinematográfica más allá de los esfuerzos de Kuno Becker por mantener su empresa en pie, física y mentalmente, durante 90 minutos.