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El 'dream team' de Obama

  • Los primeros nombramientos del presidente electo, repletos de influyentes personalidades, reflejan las que serán las prioridades de su Administración: la economía, la seguridad nacional y la política exterior

Apenas un mes después de ser elegido nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama ya tiene definidos los bloques fundamentales sobre los que construirá su Gobierno una vez que asuma como mandatario el próximo 20 de enero.

Con el país inmerso en una grave crisis, Obama se ha visto obligado a acelerar el nombramiento de un equipo económico que trabaja ya en buscar soluciones a lo que es la principal preocupación de los estadounidenses, aunque no sin olvidar la otra prioridad de su Administración: restaurar la reputación mundial de Estados Unidos.

Para ello, el presidente electo no ha dudado en rodearse de un grupo de experimentados asesores y políticos, muchos de ellos procedentes del Ejecutivo de Bill Clinton, lo que le ha valido numerosas críticas que ponen en duda la promesa de cambio de su campaña.

"No es un momento para novatos", respondió Obama, quien ha querido elegir a personas que combinen "la experiencia con ideas originales". El resultado: un Gabinete con grandes personalidades que refuerza las áreas de Economía y Seguridad Nacional y Política Exterior junto a un cercano círculo de asesores de Chicago que le acompañarán en la Casa Blanca.

La 'dama de hierro' americana

La Secretaría de Estado podría ser la culminación de una brillante carrera política para Hillary Rodham Clinton, aunque quizás quede lejos de su aspiración a ser la primera presidenta de EEUU.

Nacida en Chicago hace 61 años en el seno de una familia de clase media, en su juventud siguió la línea conservadora de su ambiente familiar y llegó a ser la presidenta de la organización estudiantil republicana de la universidad Wellesley College. No obstante, la lucha en pro de los derechos civiles la acercó a los demócratas durante sus años en la facultad de Derecho de la Universidad de Yale, donde fue una estudiante brillante y conoció a su marido, el ex presidente Bill Clinton.

Como primera dama (1992-2000), Clinton puso en marcha numerosas iniciativas, en su mayoría de carácter social, además de trabajar en la prestigiosa oficina de abogados Rose, de la que fue la primera socia, entrando dos veces en la lista del National Law Journal de los cien mejores letrados del país. Sin embargo, su iniciativa más importante fracasó: desde la Casa Blanca impulsó una ambiciosa y profunda reforma del sistema de salud que no prosperó por falta de apoyos en el Congreso.

Los ocho años de Presidencia reportaron a Hillary Clinton aún más contactos y una preeminencia difícil de conseguir de otra manera. Pero también le trajo problemas: el escándalo por la relación de su marido con la becaria Monica Lewinsky la obligó a sacar su lado más frío y duro ante la atención mundial, una imagen de la que ya no pudo deshacerse.

Una vez que su marido cumplió sus dos mandatos, Hillary salió definitivamente de su sombra y retomó su carrera política ganando las elecciones como senadora de Nueva York. Muchos lo vieron como un primer paso en su intento por convertirse en presidenta, algo que confirmó en 2007 anunciando su candidatura para las elecciones de 2008.

Conocida en todo el país, con sus incontables contactos y el respaldo de la maquinaria política creada por su marido, Clinton era la gran favorita para ganar la nominación demócrata. Pero una serie de errores de cálculo y exceso de confianza, junto a la impactante irrupción de Obama le privaron de su gran sueño.

Inteligente y calculadora, en asuntos exteriores, Clinton se ha situado en el centro del Partido Demócrata; en el Senado, por ejemplo, votó a favor de la invasión de Iraq, aunque posteriormente dijo lamentarlo.

Sin embargo, su fuerte personalidad vaticina enérgicos debates con Obama que dependerán, sobre todo, de la superación real de la rivalidad originada en las primarias.

El ex espía que saldrá de Iraq

Robert Gates permanecerá al frente del Pentágono con la misión de encauzar la guerra de Afganistán y preparar el fin de la presencia militar en Iraq.

Gates, que se declara independiente, ha trabajado en la Administración con seis presidentes distintos, entre ellos los Bush, a quienes no les importó decir las cosas como las veía. Un hecho significativo fue el rotundo no que pronunció cuando, al asumir como secretario de Defensa en 2006, el Senado le preguntó si EEUU estaba ganando la guerra en Iraq. "Lo que estamos haciendo ahora no es satisfactorio", dijo.

También se ha declarado opuesto a un conflicto con Irán o Siria, y su confirmación de que Israel era una "potencia nuclear" le valieron duras críticas en ese país.

Gates, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), será una de esas personas que aportará experiencia al equipo de Obama en un momento de difícil coyuntura internacional. Al igual que él, respalda la idea de enviar refuerzos a Afganistán y cerrar Guantánamo, aunque está en desacuerdo con establecer un calendario fijo para la retirada de Iraq.

Nacido el 25 de septiembre de 1943 en Kansas, se licenció en Administración y Dirección de Empresas para más tarde doctorarse en Lengua e Historia de Rusia por la Georgetown University. Su vida profesional ha estado muy ligada a Rusia, llegando a ser responsable de Inteligencia Nacional para la Unión Soviética.

En 1974 entró a formar parte del Consejo de Seguridad Nacional, donde asesoró a Richard Nixon, Gerarld Ford y Jimmy Carter.

Gates fue consolidando su carrera dentro de la CIA, donde ingresó en 1966, hasta asumir su dirección en 1991 con el reto de remodelar el espionaje norteamericano para adaptarlo al nuevo panorama internacional tras el fin de la Guerra Fría.

Al culminar el mandato de Bush padre, se convirtió en decano de la escuela George Bush de Gobierno y Servicio Público y luego en presidente de una de las universidades más grandes del país, la A&M de Texas, cargo en el que estuvo hasta su llegada al Pentágono.

Pero en su impecable trayectoria existe una mancha: aunque nunca se presentaron cargos contra él, fue investigado por su presunto conocimiento de la desviación de fondos ilegales procedentes de la venta de armas a Irán para financiar a los rebeldes de la Contra de Nicaragua para derrocar al Gobierno sandinista.

Gates, amigo personal de los Bush y con buenos contactos con los demócratas en el Congreso, cambió desde la jefatura del Pentágono la estrategia en Iraq y consiguió una mayor estabilidad. Ahora será el encargado de poner los cimientos para finalizar una contienda que ha matado a 4.000 soldados norteamericanos.

La esperanza económica

Timothy Geithner, actual director de la Reserva Federal de Nueva York, es considerado, a sus 47 años, uno de los intérpretes fundamentales de la política monetaria del país en los últimos años.

En 1988 se incorporó al Departamento del Tesoro, en el que llegó a ser subsecretario para Asuntos Internacionales. Posteriormente, fue director de desarrollo y revisión de políticas en el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta 2003, cuando fue nombrado para el que actualmente es su cargo.

Titulado por Dartmouth College y la Johns Hopkins School de Estudios Internacionales Avanzados, los analistas consideran que su designación por Obama es una apuesta segura. Demócrata moderado, sabe cómo funciona Wall Street y el sistema económico mundial.

Entre sus desafíos destacan cómo gestionar lo que falta por gastar del plan de rescate financiero diseñado por la Casa Blanca o cómo lidiar con el alto número de embargo o desahucios que amenazan a los ciudadanos pero, fundamentalmente, deberá hacer frente a una crisis económica convertida ya en recesión.

El genio de las finanzas 

Paul Volcker tiene experiencia en arrastrar el carro por el fango. Este hombre de 81 años fue presidente de la Reserva Federal de EEUU entre 1979 y 1987, periodo en el que la mayor economía del mundo luchaba contra una desbordante inflación, a la que finalmente ganó aunque a costa de una recesión.

Ahora, el presidente del Comité de Asesores de Obama deberá proporcionar las ideas que permitan generar una recuperación económica.

Volcker ha trabajado casi 30 años seguidos para el Gobierno y ocupó diferentes puestos con las administraciones de John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Jimmy Carter y Ronald Reagan.

Además del ámbito público, Volcker ha trabajado en un banco de inversiones, aunque no es ajeno a las causas sociales: investigó el papel de los bancos suizos en relación a las cuentas de las víctimas del Holocausto y dirigió la investigación sobre el programa de la ONU Petróleo por Alimentos, que reveló la corrupción dentro del organismo internacional.

Un 'pitbull' político

Rahm Emanuel, congresista por Illinois y amigo de Obama, es considerado todo un pitbull político.

Nacido hace 49 años en Chicago, fue voluntario civil en el Ejército israelí durante la primera Guerra del Golfo, en 1991.

Ese mismo año se unió a la campaña presidencial de Bill Clinton y, tras su victoria, Emanuel fue nombrado director de política, cargo desde el que ascendió a principal asesor en política y estrategia.

No obstante, sus buenas relaciones con la elite financiera lo llevaron a abandonar, en 1998, la Casa Blanca para trabajar con Bruce Wasserstein, uno de los grandes nombres de Wall Street.

Conocida es su enemistad con el presidente del Comité Nacional Demócrata, Howard Dean, a raíz de una discusión en 2006: cuando Emanuel fue elegido presidente del comité de la campaña demócrata para el Congreso, se enfrentó durante meses a Dean sobre la distribución de recursos del partido. Emanuel ganó y su estrategia arrebató a los republicanos el control del Congreso. No en vano, Clinton lo ha calificado de "una de las principales mentes políticas de Washington".

El arquitecto del 'Yes, we can'

David Axelrod es considerado el ángel de la guarda de Obama y el máximo estratega y arquitecto de su campaña electoral.

Axelrod, de 53 años, se crió en el seno de una familia de clase media judía. Pronto mostró su pasión por la política. Aunque estudió Ciencias Políticas, Axelrod trabajó como reportero para el diario Chicago Tribune hasta que, en 1984, se unió a la campaña del senador demócrata Paul Simon como director de comunicación. Un año después crearía su propia firma de asesoramiento para políticos demócratas, Axelrod&Associates. Entre sus clientes se hallan, además de Obama, importantes líderes como Hillary Clinton y John Edwards.

Su mayor logro en la campaña fue crear el lema de cambio que hizo a Obama tan popular, sobre todo entre los jóvenes, y que, sin embargo, al principio no convenció al ahora presidente electo, pues le parecía superficial y pretendía una campaña más profunda. Fiel a sus convicciones, critica a los consultores que asesoran a cualquier candidato pese a no estar de acuerdo con su visión del mundo.

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