Anunciada meses atrás por el presidente Nicolas Sarkozy, el Gobierno francés retiró su iniciativa de despojar de la nacionalidad francesa a los criminales extranjeros, en un ambiente de creciente preocupación por la subida de la ultraderecha de cara a las presidenciales.
"Les pido que se adhieran a esta posición de compromiso -retirar la medida- que fue adoptada en acuerdo con el presidente de la República", reclamó el martes el primer ministro francés, Francois Fillon, a los diputados de la gobernante Unión para un Movimiento Popular (UMP).
Ante el riesgo de división en el seno del bloque de la UMP y la advertencia que habían lanzado sus aliados centristas de que rechazarían el artículo 3 bis del proyecto de ley de inmigración, el Gobierno decidió retractarse.
En su "guerra nacional" contra la delincuencia, Sarkozy anunció hace menos de un año esta polémica medida. Pero ante el hemiciclo el ministro de Interior e Inmigración, Claude Gueant, verdadero artífice de la política migratoria francesa desde 2005, calificó el artículo de "puramente simbólico". En el bloque mayoritario no faltaron reacciones como la del diputado Jacques Myard. "Es una imbecilidad dar marcha atrás", advirtió el legislador, cercano a la opinión ultraderechista, que habló de "cobardía de la UMP".
A principios de febrero, los senadores de izquierda y de centro rechazaron el artículo, aprobado en septiembre. La oposición socialista y organizaciones como SOS Racismo saludaron el "despertar republicano" del Parlamento para retirar una medida calificada de "demagógica e ineficaz", pero advirtieron que la retirada del artículo sobre la nacionalidad fue una "concesión" a cambio del respaldo al endurecimiento del dispositivo de expulsión de los indocumentados.
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