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New Hampshire cuestiona la fiabilidad de los sondeos

  • Expertos analizan las causas que han llevado a las encuestas a equivocarse tanto al intentar pronosticar un resultado

La fiabilidad de las encuestas quedó en tela de juicio ayer tras las primarias de New Hampshire, donde en la pugna demócrata no anticiparon la victoria de Hillary Clinton sobre Barack Obama.

"Es algo sin precedentes que tantas encuestadoras se hayan equivocado tanto, necesitamos saber por qué", comentó Gary Langer, director de sondeos de la cadena de televisión ABC, que analiza elecciones en su país desde hace más de 15 años.

En el campo republicano, los institutos de sondeos acertaron al vaticinar la victoria del senador John McCain. Pero con los demócratas erraron burdamente, al prever una victoria de Obama por un margen de 5 a 13 puntos.

Los analistas intentan explicar cómo se evaporó esa supuesta ventaja en 24 horas, en el momento en que los electores de New Hampshire se quedaron a solas con las urnas y votaron el martes un 39 por ciento por Clinton y un 37 por Obama.

Las lágrimas contenidas de Hillary Clinton en vísperas de las primarias, la cuestión racial penalizante para Obama por ser mestizo, la imprevisibilidad de New Hampshire o la ola de entusiasmo por el senador de Illinois amplificada por los medios tras su victoria en Iowa: cada experto tiene su explicación.

Tal vez todos tengan razón y cada factor haya costado uno o dos puntos a Obama. "New Hampshire es mortal para los sondeos", comentó Maurice Carroll, director de encuestas de la Universidad Quinnipiac de Nueva York.

En ese Estado de Nueva Inglaterra, explicó, es una pesadilla hacer modelos y prever la conducta de los electores. "Los encuestados contestan: creo que voy a votar por los demócratas. No, creo que voy a ser republicano".

Algunos expertos sugieren que en la mayoritariamente blanca New Hampshire Obama sufrió el efecto Bradley, un fenómeno que ya fue observado en el pasado, cuando candidatos negros recibieron promesas espectaculares en las encuestas previas a las primarias pero perdieron el día de la elección.

Tom Bradley, aspirante demócrata a gobernador en California en 1982 fue, por ejemplo, dado como amplio ganador por las encuestas pero el candidato negro fracasó el día de los comicios.

Otros analistas evocaron un movimiento de simpatía, en el último momento y mayoritariamente femenino, tras los sollozos de Clinton ante las cámaras de televisión un día antes de la elección.

Una encuesta a pie de urnas publicada ayer por The Washington Post mostró que un 57 por ciento de los electores fueron mujeres y que el 46 por ciento de ellas votaron por la candidata.

"El incidente ciertamente humanizó a Hillary Clinton, algo que, de alguna forma, ella necesitaba desesperadamente", comentó Costas Panagopoulos, director de estudios políticos de la Universidad Fordham de Nueva York.

Sin embargo, agregó el experto, "no creo que haya sido exclusivamente ese incidente lo que permitió que sucediera" la inversión de tendencia.

Según Panagopoulos, la derrota de la senadora por Nueva York en Iowa cinco días antes también la ayudó en New Hampshire, "al recordar a sus simpatizantes y a los electores indecisos que podía perder y alentándolos a movilizarse".

"Al final, tal vez no haya una respuesta indiscutible", dijo Langer. "Las encuestas pueden haber sido fidedignas, pero pueden haber quedado superadas por un esfuerzo de último minuto para recabar votos, por indecisos que se pronunciaron al final y por razones que podremos o no conocer algún día".

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