Jazz

Formar para educar

  • La alianza entre la Fundación Conservatori Liceu y el Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona construye un privilegiado espacio para la producción jazzística

Toni Vaquer dirige el Liceu Gran Ensemble.

Toni Vaquer dirige el Liceu Gran Ensemble. / D. S.

Desde hace algunas décadas, el jazz ha ido conquistando y, lo que es más decisivo, consolidando posiciones en las instituciones y agentes que se dedican a la formación musical en España. En los conservatorios superiores se introdujo en 1995 aunque años antes ya se habían activado iniciativas que valoraban la importancia de la pedagogía en un territorio cuya filosofía permanece asociada desde sus orígenes a nociones como libertad e improvisación.

En 1978 –un año antes de la fundación del Tallers de Músics– se creó en Barcelona el Aula de Música Moderna i Jazz, la primera en enseñar jazz en nuestro país. Dependiente del Centre d’Estudis Musicals en un principio y autónoma desde 1980, se fusionó en 1993 con el Conservatorio del Liceu a la vez que se erigía en miembro fundador de la Berklee International Network, ofreciendo desde entonces un plan de estudios compatible con los contenidos del prestigioso Berklee College of Music de Boston.

En 2011, la alianza de la Fundación Conservatorio Liceu con el Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, reforzada con el mecenazgo de la Fundación Musical Ferrer-Salat, aplicó un paso de gigante a esta experiencia formativa fomentada básicamente desde la iniciativa privada. El programa Liceu Jazz marcó entonces el camino para erigirse en punto de encuentro de estudiantes y figuras del jazz nacional e internacional en torno a sesiones y conciertos. Nombres como Pat Metheny, Kenny Barron, Maris Schneider, Jack DeJohnette, Bill Frisell, Dave Holland, Joe Lovano o Gary Burton se implicaron durante la década posterior en 136 clases magistrales que contaron con un total de 15.379 asistentes entre alumnado, público y un profesorado integrado por nombres de la talla de David Xirgu, Gorka Benítez, Horacio Fumero, Dani Pérez o Bill McHenry. Un total de 218 graduados en la especialidad de jazz y música moderna se beneficiaron de esta práctica, remozada por las semanales Liceu Jam Sessions y enfocada hacia la profesionalización del estudiante a través de convenios con importantes salas de Barcelona.

La 53ª edición del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona, celebrada entre octubre de 2021 y enero de este 2022, volvió a contemplar en su cartel un bloque de actividades en el escenario de la Fundación Conservatori Liceu a través del ciclo Liceu Jazz. Entre 29 de noviembre y 2 de diciembre pasados, cuatro veladas fijaron distintos puntos de diálogo entre profesorado, estudiantes y profesionales, combinando la oferta expositiva y la inmersión pedagógica. Así, el sexteto Liceu Jazz Group, formado por algunos de los alumnos más destacados del Conservatorio Liceu y dirigido por el saxofonista y profesor Bill McHenry, recibió la visita del batería Marc Miralta para dar forma a una vibrante sesión que tuvo continuidad con una master class del gran batería Jeff Ballard, quien también participó en el concierto que el Liceu Gran Ensemble –una formación que combina la estructura de big band de jazz con una sección de cuerda– ofreció con la dirección de Toni Vaquer y en un blindfold test junto al historiador Ashley Kahn. El Liceu BLAM Collective hizo honor a su nombre repasando con brillantez y con un estupendo cuadro de jóvenes voces al frente la crónica de la Black American Music, saltando de Sam Cooke a Jill Scott. Dirigidos por Michael League (Snarky Puppy), el grupo contó en este directo con la aportación del cantante y profesor Alex Dee. El remate lo puso la Liceu Big Band con un excelente concierto dirigido por Sergi Vergés y que incorporó al saxofonista Gabriel Amargant para desgranar un delicioso repertorio centrado en la obra de una de las big bands más originales de la crónica jazzística, la Thad Jones-Mel Lewis Orchestra.

En definitiva, un admirable catálogo que evidenció la relevancia de la formación como espacio de conocimiento y correspondencia, centrada en un alumnado joven y de variada procedencia geográfica, ansioso por convertir al jazz en su patrón de vida. Un objetivo análogo al que aborda en Andalucía la modélica asociación almeriense Clasijazz, activada en 1998 por Pablo Mazuecos y que combina formación y exposición (por allí han pasado Barry Harris, Brad Mehldau, Enrico Pieranunzi, Lee Konitz, Perico Sambeat o Ignasi Terraza, entre muchos otros) de la mano de proyectos propios como la Clasijazz Big Band, la Dixieland Clasijazz o el Coro Gospel Clasijazz y que, gracias al convenio de colaboración con el Conservatorio Superior de Música de Almería, ha impulsado la creación de la Joven Big Band así como la Joven Dixieland del Conservatorio. Lo dicho: formar para educar.

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