TECNOLOGÍA

Luces y sombras de la Inteligencia Artificial en las aulas

Luces y sombras de la Inteligencia Artificial en las aulas

Luces y sombras de la Inteligencia Artificial en las aulas / Rosell

"El golpe de estado de 1923 en España fue liderado por el general Miguel Primo de Rivera, quien se rebeló contra el gobierno democrático de la época debido a la inestabilidad política, la crisis económica y la falta de liderazgo. Primo de Rivera tomó el poder con el objetivo de restaurar la estabilidad y el orden en el país, y estableció una dictadura que duró hasta 1930. Durante su mandato, intentó modernizar el país, pero también reprimió la disidencia política y limitó las libertades civiles", estas líneas son la respuesta que da el sistema de Inteligencia Artificial ChatGPT cuando se le pregunta por un "breve resumen del golpe de estado de 1923", cuestión del examen de Historia de la Selectividad andaluza del año 2020-2021. 

OpenAI es la compañía que ha cambiado la relación de millones de usuarios de todo el mundo con algo tan lejano complejo como los algoritmos, los datos y el lenguaje de programación. La compañía, que nació sin ánimo de lucrarse y ya prevé una facturación que ronda los 1.000 millones de dólares para 2024, lanzó a finales del año pasado el sistema de lenguaje ChatGPT y superó, en solo cinco días, el millón de usuarios. 

El secreto de su éxito es simple: se trata de una tecnología sofisticada, gratuita, accesible para todos, con un uso sencillo y con capacidad para dar respuesta en diferentes idiomas. El modus operandi para interactuar con este sistema es muy básico. Solo hay que hacer una petición en el chat habilitado y el programa contesta de forma prácticamente instantánea. Las peticiones pueden ir desde redactar un poema, un guion o un texto sobre cualquier disciplina hasta completar una canción de éxito. Solo hay que dar una orden al programa con una descripción concreta para que pueda saber cómo responder.

La universalización de este tipo de sistemas puede provocar un cambio en el modelo educativo para potenciar su empleo en las aulas y que se utilice de forma provechosa, del mismo modo que se hace con Google o Wikipedia. "Las tecnologías, como el móvil o este sistema, tienen que integrarse en el aula de forma positiva. Esta herramienta tiene la particularidad de que usa filtros muy buenos y calificaciones de los usuarios, por tanto, ante las cantidades ingentes de información en Internet, el ChatGPT la está filtrando", explica Olivia Martín, profesora de desarrollo de aplicaciones web y desarrollo de aplicaciones multiplataforma en el centro de Formación Profesional Ilerna

La docente recalca que el sistema "no siempre contesta bien y se irá sofisticando con el paso del tiempo", de hecho esta herramienta no sabe razonar sobre las ideas que está construyendo ni está generando un nuevo conocimiento, sino que construye oraciones basadas en informaciones que ya existen en la red y, a veces, comete errores en cuanto a datos o hechos. 

"Ante una definición es difícil que nos demos cuenta de que los alumnos han usado la herramienta, pero con opiniones o situaciones que impliquen una reflexión, es más fácil porque la herramienta no tiene la misma capacidad que un humano. Por tanto, cualquier materia que conlleve una lógica psicosocial o psicológica, el ChatGPT no será capaz de responderla", apunta Martín.

La experta incide además en que, como docente, conoce el nivel de madurez de sus alumnos y, por tanto, puede detectar si ha utilizado el sistema para realizar un trabajo: "Es sospechoso que un estudiante de 13 años presente una redacción en la que parezca un experto en la materia, con un lenguaje y un vocabulario determinado", apostilla. A pesar de ello, hace especial hincapié en que "la copia en Internet ya existe y no deberíamos ver este sistema como un enemigo, sino como una herramienta que les ayudará en su proceso formativo".

Un cambio en el paradigma del sistema educativo

Por su parte, el profesor de Lenguajes y Sistema Informáticos de la Universidad de Sevilla, David Gutiérrez, ya igualó el uso del ChatGPT a copiar de un compañero en los exámenes de evaluación del primer cuatrimestre de la asignatura que imparte. "Nuestra materia tiene una parte teórica y un gran componente práctico. En la parte práctica permitimos que los estudiantes utilicen documentación e Internet, porque no evaluamos la teoría sino la capacidad que tienen para resolver problemas reales", manifiesta el profesor.

Por este motivo, "si prohibimos que los universitarios consulten al compañero y lo igualamos con la copia, cuando surgió el ChatGPT también empezamos a considerar esta herramienta como si fuera una persona, porque si hicieran uso de ella, los alumnos resolverían la prueba sin esfuerzo", señala el docente.

A pesar de ello, Gutiérrez cree que esta herramienta supondrá un cambio de paradigma en el sistema educativo que, de hecho, implicará "una adaptación en los planes de estudio".

Por ejemplo, el profesor considera que posiblemente la defensa de los trabajos tendrá un mayor peso, principalmente de los proyectos grupales, para detectar el plagio: "Muchas respuestas son tan precisas que se podría detectar con facilidad si han usado la herramienta para sus proyectos. Además, conoces el nivel de los alumnos y puedes saber que han copiado, pero no lo puedes demostrar".

Por el contrario, el profesor del Máster en Inteligencia Artificial de la Universidad Loyola, Alejandro Tapia, cree que la herramienta no plantea un cambio "tan brusco como la aparición de Internet" para el modelo de enseñanza que se imparte en el campo de la Ingeniería.

Aunque considera que en otras ramas sí que puede ser más evidente, Tapia manifiesta que "lo único que está cambiando es que ahora es extremadamente fácil y rápido obtener una respuesta lógica y si no es correcta, está muy cerca de serlo”. El docente admite que se trata de un problema histórico, "porque nuestra misión es formar a los estudiantes para que sean capaces de resolver problemas complejos. Lo primero que hemos hecho cuando ha aparecido esta herramienta ha sido abrir diferentes marcos de debate, uno a nivel de la Escuela de Ingeniería y otro en la esfera universitaria".

Aunque el profesor recalca que los debates sobre esta cuestión acaban de arrancar, no ve sentido a prohibir la herramienta como primera medida. "Si estamos formando a los ingenieros del futuro para abordar los problemas del futuro con herramientas del futuro, no tiene lógica que no puedan usarlas y desarrollarlas", explica.

Por otro lado, el profesor no considera que el uso del sistema suponga un plagio en el sentido estricto del término, porque el contenido que genera la herramienta es inédito.

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