Pasarela

Rosa López confiesa que es un 'juguete roto' de 'OT'

  • La ganadora de la primera edición de 'Operación Triunfo' reconoce a Jordi Évole que llegó a pensar que había ganado "por pena" y la "locura" de sus primeros años de carrera.

  • Tomar las riendas de su trabajo y su vida le salió caro, y aún lucha por ser reconocida en el mundo de la música.

Rosa López, durante su entrevista con Jordi Évole en La Sexta.

Rosa López, durante su entrevista con Jordi Évole en La Sexta. / Atresmedia

Rosa López, la vencedora de la primera edición de 'OT' allá por 2002, ha confesado las luces y sombras de sus dos décadas de trayectoria musical: la vorágine de sus inicios precipitados; los tiempos en que se la llamaba 'Rosa de España'; y cómo, al madurar, pudo por fin tomar las riendas de su carrera.

Lo hizo a lo largo de una extensa entrevista en el programa de Jordi Évole, que el presentador ya introdujo de forma clara: "Nos enamoramos de una cosa que luego intentamos cambiar". La chica gordita y acomplejada salió del concurso convertida en todo aquello que se esperaba que fuese. Pero ya al principio de la charla la cantante destacaba con una pregunta lo que realmente piensa y todavía siente de aquella época de su vida que debería de haber sido mágica, pero todavía le sabe amarga: "¿No fue por pena?" "Había un punto de condescendencia por parte de los espectadores, de decir 'uy, qué bien me siento ayudando a esta chica, pobrecita", le contestó Évole. "Llegué a pensar que había ganado el programa por pena. ¿Cómo iba a ser que yo ganase el programa? Igual si estuviese más delgada, con los dientes rectos, sin gafas, con ropa ceñida, hablando mejor..."

Rosa López, llorando durante la entrevista en el programa 'Lo de Évole'. Rosa López, llorando durante la entrevista en el programa 'Lo de Évole'.

Rosa López, llorando durante la entrevista en el programa 'Lo de Évole'. / Atresmedia

Hasta tal punto se sinceró Rosa que reconoció algunas falsedades que contó para entrar en Operación Triunfo. Dijo que sabía tocar el piano, aunque en realidad había cantado en bodas, bautizos y comuniones haciendo playbacktambién que hablaba inglés; e incluso que era de Armilla cuando en realidad había vivido toda su vida en el polígono de Almanjáyar, al norte de Granada."Soy poligonera", le reconocía a Évole, quien no salía de su asombro. Rosa López y su familia se mudaban a Armilla mientras esta pasaba los castings de OT porque sus padres sabían que iba a salir en la tele y no querían que su hija sufriese ningún tipo de desprecio o exclusión por sus orígenes. 

Tras salir victoriosa del talent, Rosa publicó su primer disco de la noche a la mañana: "Casi toda mi vida era decidida por otros y yo queriendo que lo hicieran. Fue muy rápido. Grabé dos canciones por día y sin sabérmelas. Y ya estaban decidiendo mi gira, la ropa que iba a llevar". Unos años que define como "una locura" y que marcaron el punto álgido de su carrera y que hace 18 años que no se repite, pero se lo ha marcado como reto: "Desde 2004 no sueno en la radio y yo no lo entendía. Pero es la prueba de que las cosas se ganan", y reconoce: "El día que vuelva a sonar en la radio para mí será como 'lo he conseguido' y la satisfacción que sería para mis seguidores, para mi padre que está sabe Dios dónde, para mi madre, para mi familia y para mí. Es un reto". 

Mientras la carrera de Rosa de España subía como la espuma, en el backstage ocurría todo lo contrario. Tras OT vivió durante unas semanas más en la Academia, luego en un piso en Barcelona pero no salía a la calle porque sabía que era una locura incluso teniendo -que era su propio hermano, por cierto-. Una locura que llegó hasta sus cuentas en el banco: "... Yo un día pregunto y, por preguntar porque ninguno sabíamos nada... el gestor nos dijo que había una deuda con Hacienda, que no había justificado 80 millones de pesetas".

Para afrontarlo tuvo que deshacerse de todo aquello que había conseguido en apenas unos años fruto de su éxito: "Vendí mis casas y me compré ese pisillo de unos 80 metros cuadrados", en el que todavía vive en Madrid. Pero echando la vista atrás, Rosa se siente orgullosa de haberse hecho cargo de su vida: "Llega un punto que yo me doy cuenta que yo quiero decidir mi vida con toda la nueva información que tenía nueva". Y lo hizo, pero sin el respaldo de una gran discográfica: "Probablemente por esto me pueda sentar hoy aquí", le dijo al presentador, pero se quedó sola ante el peligro de la industria: "Está la cosa difícil. Una artista tiene que brillar siempre y decir que todo está perfecto, que su alma está perfecta y económicamente está perfecto". En su caso no es tan perfecto nada, pero no tiene reparo en reconocerlo, y por ello habla también de cuál es su caché actual: "Yo soy buena, bonita y barata", dice entre risas: "Ahora no tengo a nadie y cobro entre 9.000 y 14.000 euros por actuación".

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