Rafael Moreno Rojas

Miembro de la Academia Andaluza de Gastronomía

Sin reservas

últimamente salta a los periódicos y a las redes sociales lo que no debería ser notica: la anulación de las reservas en restaurantes. Este hecho parece afectar más a los mejores, lo que parece una incongruencia por el precio medio de la comanda en dichos locales. Pero es que la consabida frase de que los restaurantes con estrellas, o soles, "no son rentables", tiene una amplia variedad de justificaciones, que entre las más importantes se encuentran: que el número de plazas disponibles en estos locales es pequeño, sin embargo, la relación personal/comensal suele ser alta, para garantizar un buen servicio; se trabaja con producto de alta calidad y máxima frescura, que en caso de no utilizarse, supone una merma económica importante; la inversión inicial en el local y su decoración, menaje de calidad, casi siempre exclusivos; y una confección de las cartas que requiere horas o días de ensayo y error en cocina. Todo ello supone un elevado coste, que el comensal de a pie raramente es capaz de apreciar, más allá de disfrutar de los platos servidos en el mejor ambiente.

Por todo esto, algunos restaurantes de prestigio se están resintiendo, ya que no pueden soportar económicamente el descalabro que supone un goteo de reservas finalmente desiertas. Las soluciones propuestas son muy variadas y creativas: grupos de Whatsapp o Apps para móvil en los que se anuncian vacantes; listas de interesados en utilizar ese tipo huecos, a los cuales se avisa para cubrirlos, si hay margen temporal para hacerlo; y por supuesto, el consabido adelanto económico al hacer la reserva, en forma de señal.

Si finalmente se instaura un sistema de señal por reserva de forma genérica, cabe preguntarse hacia dónde nos conducirá: ¿seguros de anulación, como en los vuelos? ¿reventa de reservas? o cuestiones de más difícil respuesta ¿en qué casos se devolvería la señal? Parece obvio que por fallecimiento de uno de los comensales u hospitalización, pero ¿habría que presentar la baja o certificado médico, o de defunción? ¿valdría un simple resfriado, que merma nuestras capacidades gustativas y olfativas?...

Lo que en principio parecen soluciones, no dejan de ser quebraderos de cabeza para el restaurador que es quien finalmente pondrá el límite y posiblemente en muchas ocasiones, seguirá perdiendo el dinero. En cualquier caso recomiendo, reservemos con tiempos prudenciales, avisemos con suficiente antelación la anulación, y vayan pidiendo el certificado médico, por si acaso.

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